La policía Karen Calvo siente en su corazón que Carlos Cortés, su compañero de trabajo inseparable, ahora la cuida desde el cielo.
Ambos sufrieron un terrible accidente de tránsito el 16 de julio anterior, cuando viajaban en una patrulla conducida por el oficial Ezequiel Hidalgo.
Carlos murió casi de inmediato; Karen sufrió golpes muy serios que le causaron una fractura en la clavícula y otra en la pelvis, mientras que Ezequiel resultó solo con golpes leves.
La valiente oficial estuvo mes y medio sin poder levantarse de la cama, pero ahora, con mucho esfuerzo ya hasta camina solita y eso la tiene muy motivada.
“Me siento muy feliz de estar ya en la casa de mi mamá, en el Hospital del Trauma me dieron la salida el martes 18 de setiembre y ese día al fin dormí en paz al lado de mi hija Jimena. Al día siguiente vinieron unos compañeros y me llevaron a la delegación de Paraíso, que es donde yo trabajo, me compraron un quequito para celebrarme el cumpleaños atrasado.
“Para mí fue muy duro llegar y ver que no estaba la moto de Carlos; él y yo nos conocíamos desde hace siete años, mes y medio antes del accidente nos habían puesto a trabajar juntos todos los días, ya éramos como hermanos”, relató la sobreviviente.
Karen dice que cuando sepultaron a Cortés ella estaba internada y por eso no pudo ir a despedirlo.
“Como yo no fui al funeral siento como si todavía estuviera vivo. Él siempre me hacía reír y me cuidaba la espalda en cada cumplimiento, así como yo a él y ahora que no está yo sé que él me cuida desde el cielo.
“El último recuerdo que tengo de Carlos es que el día del accidente, horas antes de que chocáramos, pasamos a comprar burritos con papas y nos los comimos con Ezequiel en la patrulla porque no nos daba tiempo de ir a la delegación”, dijo la oficial.
Dura recuperación
Aunque ya Calvo está mucho mejor, ella cuenta que la recuperación no ha sido nada fácil.
Días después de la tragedia los médicos le operaron la clavícula y después la pelvis. Esa segunda operación no salió del todo bien, por lo que tuvieron que repetírsela el Día de la Madre.
“En la herida de la pelvis se me hizo una infección, por lo que tuvieron que hacerme unos lavados quirúrgicos muy dolorosos. Cuando mis papás iban a verme yo les decía que ya no podía más porque cada vez que me abrían la herida para limpiar, retrocedía en la recuperación.
LEA MÁS: Mamita policía herida en choque tiene un mes de no abrazar a su hija
“Ellos siempre me apoyaron y me dijeron que había mucha gente orando por mí y que no podía darme por vencida, aún así, cuando ellos se iban yo me quedaba llorando en la cama del hospital porque me sentía muy mal”, recordó.
Otro de los motivos por los que Karen se sentía triste era el estar alejada de su pequeña Jimena.
“Yo le hacía videollamadas cada vez que podía y sabía que mi hermana Patricia la estaba cuidando muy bien, pero aún así me preocupaba estar lejos de ella, me hacía falta abrazarla”, contó la luchadora mientras se le escapaban algunas lágrimas.
La oficial dice que la experiencia tan fuerte que vivió la hizo cambiar la forma en la que ve la vida.
“Ahora valoro mucho más a mi familia, mis papás, mis hermanos y yo estamos mucho más unidos y agarrados de Dios.
“Cuando tuve el accidente hasta me costaba respirar, así que ahora cuando me despierto doy gracias, cuando respiro doy gracias, cuando me levanto doy gracias y cuando veo a mi hija sonreír también doy gracias”, recalcó.
La joven dice que ella ama su trabajo y que quiere volver; sin embargo, sabe que no será fácil superar la pérdida de su gran amigo y compañero Carlos.