Antes de irse de Costa Rica, el papá y el hermano de Carla Stefaniak, ambos llamados Carlos Caicedo, convocaron a una conferencia de prensa en la cual expresaron el dolor que les ha causado el asesinato aquí de su pariente.
Dijeron que el cuerpo de la muchacha será incinerado y llevado a los Estados Unidos, donde están los demás familiares.
Carlos el hermano contó este miércoles que mientras él y un amigo buscaban a Carla en villas Le Mas, el lugar de Escazú donde se hospedaba, tuvo al frente y hasta le dio la mano al guarda extranjero ahora sospechoso principal de matar a la mujer. Se trata de un hombre de apellidos Espinoza Martínez y 32 años que estaba en el país de manera ilegal.
El director del OIJ, Wálter Espinoza, afirmó este miércoles que la causa del homicidio fue sexual.
En la conferencia de prensa, el papá de Carla criticó a las autoridades costarricenses al afirmar que falta más control en las fronteras de Costa Rica. La Dirección Nacional de Migración informó que el sospechoso había entrado al país en el 2012 y en el 2013.
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Empezó a dudar
Carlos Caicedo habló con La Teja después de la conferencia de prensa.
Dijo recordar muy bien al guarda del lugar en San Rafael de Escazú donde se hospedaba su hermana y tiene muy presente cuando le dio la mano para saludarlo y el guarda le aseguró que Carla se había ido del sitio en un carro Corolla negro.
A Carlos le llamó la atención que Espinoza le dijera hasta el modelo del carro ya que minutos antes otras personas le mencionaron que ese hombre no sabía nada de vehículos. “Ahí se me prendió el bombillo, ¿no es que no sabes de carros?”, se preguntó.
Desde ese momento Carlos tuvo el presentimiento de que Espinoza sabía o escondía algo.
Carlos había llegado a estas villas con un amigo suyo de nombre Gred. “Me abrieron el portón, salió el dueño, se llama Raymond, me enseñaron el cuarto, entré, estaba todo impecable, de hecho tengo entendido que cuatro personas se quedaron en esa habitación después de que asesinaron a mi hermana en ese cuarto, o sea, lo limpiaron”, afirmó Caicedo.
Dice que minutos después se acercó Espinoza, quien, al parecer, también hace labores de limpieza. En ese momento estaban reunidos Carlos, Gred, Raymond y otro de los dueños (de nombre Jorge) y los dos guardas, entre ellos el ahora sospechoso.
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Desde Estados Unidos presintió
Carlos afirmó que estando él en Estados Unidos y al enterarse de la desaparición de su hermana, ya sabía que ella había fallecido.
“En Venezuela hay muchos casos de secuestro y ellos (los perpetradores) tienden a responder (comunicarse) al otro día, pero ya tres días (sin recibir llamadas) ¡ya yo sabía...ya yo sabía!”, manifestó.
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Otro detalle que al pariente le llamó la atención es que uno de los señores que lo atendió en Villas Le Mas le dijo: “´mire, esto es tan tranquilo que allá arriba hay una casa y se escucha cuando hablan´ y le dije ‘venga acá, si mi hermana peleó, luchó y aquí nadie escuchó nada... no entiendo'. Le metieron un golpe muy fuerte o no sé, pero alguien tuvo que escucharlo’”, dijo.
Carla sabía karate
Don Carlos Caicedo, el papá, aseguró que mientras su hija disfrutaba las vacaciones en Costa Rica le dijo: “me siento tranquila, me siento segura”; "¡qué paradoja más grande!”, afirmó el papá. Agregó que él sabe que su hija se tuvo que haber defendido y cree que en las uñas de ella quedó piel del responsable de quitarle la vida.
Sostuvo que su hija tenía conocimiento de karate y el hermano recordó que cuando eran pequeños recibieron clases de esa disciplina.
El hermano dijo que su esposa, April Burton, quien anduvo algunos días con Carla en Costa Rica, se había ido antes porque vivían en ciudades diferentes. Carla vivía en sur de Florida y ellos en Tampa.
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Carla estaba muy emocionada de festejar su cumpleaños 36 en Costa Rica, que fue a lo que vino. Los cumplió el 28, el mismo día para el que tenía planeado regresar a Estados Unidos.
Los abogados David Hernández y Joseph Rivera representan a la familia de Carla y consideran demandar al Estado y a otros involucrados por el crimen.