Una sensible exposición acaba por completo con el mito machista de que una mujer provoca que la violen al usar ropa tallada, corta y escotada.
La exhibición se está llevando a cabo en Casa Caníbal, en barrio Escalante, San José y está compuesta por decenas de testimonios de víctimas de este terrible delito, en los que se describe la ropa que estaba usando el día del ataque.
Cada historia está detallada en un pequeño cuadro pegado en la pared y a la par está colocada una réplica de la vestimenta que usaba la víctima.
Al contrario de lo que muchos pensarían, la sala muestra prendas como las que normalmente se usan para ir a trabajar, hacer deporte y hasta para dormir.
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Cada historia toca el alma y duele, pues las historias son cotidianas, lo que demuestra que cualquier persona puede ser víctima de un ataque sexual.
Todos los cortos relatos responden a la pregunta ¿Qué llevabas puesto?
“Mi uniforme de trabajo. Una camiseta roja, mallas negras y Converse. Ellos (los violadores) llevaban lo mismo, pero con pantalones cortos, eran mis supervisores”, dice uno de los testimonios.
“Un pantalón y una camisa. Tenía que dar una presentación ese día para mi curso de comunicaciones. Tomaron mi ropa en el hospital durante el examen médico en casos de violación. No estoy segura de donde acabó”, detalla otra de las historias.
Iris Lam, gestora cultural del Centro Cultural de España explicó que la muestra fue traída en conjunto con la Unesco.
La exposición se originó en la Universidad de Arkansas en el 2013 y fue diseñada por Jen Brockman, directora del Centro de Educación y prevención de asalto sexual de la Universidad de Kansas y la Dra. Mary Wyandt-Hiebert, quien supervisa todas las iniciativas del programa de educación sobre violación de la Universidad de Arkansas.
La exhibición se trajo a Costa Rica con la intención de que las personas reflexionen al respecto sobre los delitos sexuales.
Las historias abarcan situaciones vividas por niñas, mujeres y también hombres.
“Pijama azul. No me sentía bien y vino a ‘cuidarme’. Confiaba en él y me violó”.
“Llevaba unas Converse negras, unos vaqueros (pantalones) negros y una blusa marrón. Estaba en un bar con unos amigos. Él intentaba meterme las manos en los pantalones. No sabía que hacer, así que me fui al baño. Cuando salí, me estaba esperando y me empujó al baño de hombres”.
“Me estaba maquillando para Halloween. Llevaba una falda negra larga con una abertura lateral. Me encantaba esa falda, pero nunca más volví a usar ese tipo de faldas. Han pasado diez años”, relataban otras de las terribles historias.
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Teoría equivocada
El sociólogo Guillermo Acuña explicó que en la sociedad costarricense se ha creado una teoría de que la víctima de violación provoca ese hecho y eso es totalmente falso.
“La violación siempre es una imposición de poder y fuerza que no se limita a lo sexual, también involucra lo físico, lo ideológico, lo material y otros ámbitos. Debemos mencionar que toda la población está expuesta a ataques de este tipo y profundizar que la responsabilidad no recae en la mujer que la sufre", explicó Acuña.
El experto dijo además que muchas veces las personas que sufren ataques sexuales no reciben la ayuda necesaria para superar el suceso, debido a que lo guardan en secreto.
“La violación se da en todos los órdenes de la vida, tanto en los ámbitos privados como en los públicos. En la parte privada es aún más complicado porque se da puertas adentro y muchas veces la misma familia lo oculta, las violaciones se quedan guardadas en secretos familiares que nunca se cuentan ni se le dicen a nadie”, aseguró el sociólogo.
“Me parece que esta exposición es muy interesante porque pone en evidencia que la ropa no tiene nada que ver en una violación y abre la mente sobre este tipo de tabúes en lo que muchos creen que las mujeres provocan una violación y no, no es así, eso es parte de una equivocada construcción social”, agregó.
Por su parte la sicóloga Elena Alvarado comentó que en Costa Rica aún existen muchos pensamientos machistas que contribuyen en gran manera en los ataques contra las mujeres.
“Lastimosamente vivimos en una sociedad donde se da mucho el machismo, una sociedad en la que algunos violadores han llegado a decir que una niña los sedujo por andar en la casa con unos calzones de vuelitos.
“Una mujer puede andar con pantalones largos y una blusa de cuello tortuga, pero si está en la mira de un ofensor (violador) será atacada de todas maneras, la ropa no tiene nada que ver”, enfatizó Alvarado.
“Estamos en una sociedad vulnerable, con valores desechables y relativos a la verdad que queremos creer. Jamás una víctima de violación va a ser culpable de lo que le pasó. ¡Jamás! Una mujer dice hasta aquí, ya no más y ese límite deber respetado”, añadió.
La sicóloga expresó que cuando una persona pasa por el trauma de ser ultrajada, necesita apoyo para superar eso y no señalamientos.
“Cuando a una mujer que fue violada y se le señala por vestir de cierta manera o tener cierta actitud, se le denigra aún más, eso se llama revictimizar y hace mucho daños a la afectada. Ya esa mujer vivió lo peor que le podía pasar y tras de eso se le se culpa, eso no debe ser jamás.
“Ese tipo de actitudes hacen más daño a la víctima, la hacen perder la confianza en el ser humano; el no creer la versión de una mujer que fue atacada las denigra, se le daña cuando se le dice: es que usted lo provocó, usted se lo imaginó, es una mala percepción suya”, detalló.
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Según datos del Observatorio de Género del Poder Judicial, en los últimos diez años se ha dado un incremento en las denuncias por delitos sexuales.
En el 2007 se recibieron 5.333 reportes de este tipo, mientras que en el 2017 fueron 8.818 los casos denunciados.
En cuanto al detalle específico de violaciones, en el 2007 se tuvo conocimiento de 1.337 y el año pasado de 1.607.
La exposición estará abierta en Casa Caníbal hasta el 26 de noviembre; si usted quiere ir debe organizarse en un grupo mínimo de siete personas y llamar a los teléfonos 2257-2919 ó 2257-2920 para coordinar la visita, la cual es completamente gratuita. Más adelante la exhibición será llevaba a Siquirres.