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Un grupo de narcos habrían secuestrado a un integrante de su propia organización a quien querían asesinar.
Los maleantes mantuvieron retenido durante tres días al colombiano Diego Fernando García Lemus, de 42 años, y mientras tanto estuvieron haciendo llamadas extorsivas a sus familiares radicados en la ciudad cafetera de Cali.
A los allegados de Diego les pedían $2 millones (unos ¢1.200 millones), a sabiendas de que ellos nunca podrían reunir tanto dinero. Tres días después del rapto, García apareció decapitado a la orilla de una calle en San Ramón de Alajuela.
Este miércoles, la Policía Judicial detuvo a cuatro hombres y una mujer como sospechosos de participar en el homicidio. Ellos también están relacionados con la producción de marihuana hidropónica, tráfico de cocaína y lavado de dinero.
Las capturas se dieron gracias a siete allanamientos realizados en San Ramón, Puntarenas, Naranjo, Moravia, Heredia y Guadalupe. En los operativos decomisaron unas 300 matas de marihuana, una pistola, dos revólveres, varios celulares y un carro.
Los hombres detenidos son de apellidos Londoño Mejía, Hurtado Vargas, Arencio Muñoz y Lewin Ramírez, y la mujer se apellida Flores Guevara. En mayo anterior, las autoridades habían detenido a otro sospechoso de ese mismo caso, de apellidos Zúñiga Quirós, quien está descontando prisión preventiva.
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El cobrador de la banda
Pablo Calvo, jefe del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de San Ramón, dijo que García era el que se encargaba de cobrar la plata de los cargamentos de droga que el grupo vendía, tanto dentro como fuera del país.
“La banda se dedicaba al cultivo de marihuana hidropónica y enviaba droga a países como Guatemala y México, la droga salía del país vía terrestre”, explicó el jefe policial.
Calvo añadió que los maleantes estaban bien equipados ya que tenían cinco laboratorios grandes y todo lo necesario para sembrar y procesar la mota.
La Fiscalía detalló la función que tenía cada uno de los miembros del grupo. Londoño era el encargado de acondicionar los laboratorios de producción de marihuana; además, fue quien custodió a García camino al lugar donde estuvo secuestrado durante tres días.
Zúñiga cuidaba los laboratorios y también vigiló el secuestrado durante la retención.
La mujer apellidada Flores es la compañera sentimental de Londoño y se cree que participaba en la producción de la marihuana y, al parecer, ocultaba bienes del grupo para que no fueran detectados.
Hurtado se encargaba de obtener los materiales necesarios para acondicionar los laboratorios hidropónicos; Lewin realizaba cobros de dinero por la venta de droga y cuido de los laboratorios. Por último, Arencio era el vigilante de uno de los laboratorios.
Con la evidencia decomisada este miércoles, los agentes esperan determinar quiénes participaron directamente en el homicidio.
Violento final
El crimen en el que están relacionados los sospechosos ocurrió el 26 de abril pasado, cuando Diego fue sacado a la fuerza de su casa, en Montelimar de San José, y llevado a una de las propiedades que usaban los bichos para sembrar marihuana.
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El sábado 28 de abril el cuerpo del colombiano fue encontrado cerca del Cristo de San Ramón, en Alajuela, exactamente en el cruce de Esparza, Cambronero y San Ramón, en el lugar conocido como las tres vías.
Las autoridades informaron en aquella ocasión que García fue decapitado y tenía varias heridas de cuchillo. La cabeza fue dejada a la par del cadáver.
