Doña Dinorah Barquero asiste todos los sábados a la tumba de su sobrino Gerardo Cruz Barquero.
Haya amanecido muy soleado, lloviendo o se sienta muy cansada, ella no encuentra excusa que la atrase su visita al cementerio de Tres Ríos, donde están los restos de su sobrino, a quien veía como un hijo.
Siempre va con una bolsa, un tarro de plástico, un trapo y un poco de jabón en polvo para lavar la cerámica de la tumba y así mantenerla sin barro. Su esposo, don Allan Soto, la acompaña muy a menudo y le ayuda a llevar el agua para la lápida.
“Siempre vengo, vieras como estaba, porque estos días ha llovido mucho, entonces se llena de barro, por eso es que aquí estamos. Fui la última que estuvo con él en su agonía y por eso paso muy pendiente de su tumba, para que esté limpia. A él lo seguimos pensando y extrañando en nuestra familia”, expresó la tía.
Además de limpiarle también le reza, le paga misas y hasta le cuenta lo que ha pasado en la familia. Lo último que le contó fue que el Tribunal de Apelaciones confirmó la culpabilidad contra Samady Fonseca Fernández y los cómplices de ella: su hija Kristina Valerín Fonseca, el taxista pirata Rónald Arce Barrientos y el pintor César Chaves Cerdas, además de dos menores de edad.
Fonseca es conocida como ‘la Barbie’ y se obsesionó con Cruz y por eso lo mandó a matar.
“Es un alivio lo que sentimos, ya él está descansando en paz, estábamos muy tensos por esa apelación, pero se hizo justicia”, dijo.
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Mamá también llegó a visitarlo
Doña Ana Patricia Barquero, mamá de Gerardo, también llegó al cementerio este sábado, acompañada por su nieta mayor de 7 años. De ahí ambas irían al cine con otra nieta de dos añitos, ya que habían planeado pasar el día juntas.
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Estando en el cementerio, doña Ana recordó que antes de empezar el juicio la mamá de Rónald Arce (uno de los sentenciados) le dijo que le ayudara a sacarlo de eso, a lo que ella le respondió que le agradeciera a Dios que podía ver y abrazar a su hijo en la cárcel, pues ella desearía hacer lo mismo con el suyo.
“Gerardo era el que nos alegraba las reuniones de la familia, el que tomaba las fotos, a veces reunía una plata y planeábamos ir a la playa, todo eso extraño de él”, manifestó la mamá.
Doña Mayela y don Geovanny, tíos de Gerardo, también fueron a visitar la tumba de su sobrino y mencionaron que poco a poco han superado el dolor, sin embargo, Geovanny afirma que durante las noches, cuando escucha el motor de una moto, piensa que es la de su sobrino llegando a la casa, como antes lo hacía.