La tarde del viernes Marisol Estrada Mejías, de 27 años, llegó a la cárcel de Liberia para visitar a su pareja y, en apariencia, llevaba una bolsa plástica con comida para compartir con el reo Sergio Guevara, condenado a cinco años de cárcel por robo agravado.
Y fue esa bolsa la que el hombre habría utilizado para asfixiarla.
El hecho fue descubierto por oficiales de la Policía Penitenciaria poco después de las 5 p.m. cuando llegaron a ver por qué Estrada no había salido del cuarto número 4, en el que se desarrollaba la visita conyugal. Los policías llamaron y nadie contestó ni salió, así que entraron y encontraron a Marisol sin vida y con una bolsa plástica envolviéndole la cabeza. En el baño hallaron el cuerpo de Guevara, quien usó su propia ropa para colgarse.
Pablo Bertozzi, director de la Policía Penitenciaria, explicó que Guevara cometió el crimen sin levantar ningún tipo de sospecha y que durante el tiempo que duró la visita no se oyó nada extraño.
El reo no tenía antecedentes de mal comportamiento o de violencia.
“En apariencia la bolsa la trajo ella, era una bolsa en la que llevaba varias cositas, probablemente con comida que había preparado para comer y compartir con su pareja”, dijo Bertozzi.
Según el director de la Policía Penitenciaria es muy común que quien visita al reo lleve comida para compartir, por eso fuera de los cuartos hay colocados microondas.
Respetar intimidad
En cuanto a la vigilancia que se da durante las visitas conyugales Bertozzi dijo que es un tema muy particular pues los oficiales deben respetar el tiempo y la intimidad de las parejas, es decir, no pueden estar tocándoles la puerta a cada rato para ver si todo va bien o hay problemas.
Para tratar de evitar algún hecho violento los uniformados revisan a la mujer y al reo antes de guiarlos a los cuartos de las visitas conyugales. Así se pretende detectar si tienen algún objeto que podrían usar para atacar. Pero este viernes nadie vio peligrosa una simple bolsa de plástico.
Bertozzi dijo además que la única forma con la que cuentan los oficiales para darse cuenta de que una situación de riesgo está sucediendo es si una de las dos personas empieza a gritar o sale del cuarto pidiendo ayuda. Por eso las puertas nunca quedan cerradas con llave.
“En las conyugales hay todo tipo de visitas, desde las que son muy apasionadas y ruidosas hasta las que son sumamente discretas, eso depende de las personas”, añadió.
Niñera y mamá pulseadora
La muerte de Marisol tiene de luto a la comunidad de Los Ángeles en Liberia, donde la joven vivía con su mamá y con sus dos hijitas pequeñas.
Uno de los más golpeados por esta situación fue don Marvin Medina Fajardo, quien consideraba a la joven como una muy querida amiga.
“La recuerdo como una persona muy especial que siempre pasaba sonriendo, era muy servicial y atenta, pero sobre todo era una mujer muy luchadora por sus hijas”, dijo.
Don Marvin contó que Marisol era una pulseadora que nunca le arrugaba la cara al trabajo y siempre estaba buscando la forma de llevar sustento a su casa.
“Mientras ella trabajaba la mamá le cuidaba a las chiquitas. Ella se dedicaba a lo que saliera, cuando yo la conocí era niñera de una buseta que transportaba niños a un jardin de niños en Los Ángeles”, mencionó.
Fajardo recordó que antes de trabajar con el encargado de la buseta, Marisol trabajó un tiempo en el bar y restaurante Manaus, en el centro de Los Ángeles. Dijo que la última vez que la vio fue hace aproximadamente quince días, cuando ella disfrutaba con un grupo de amigos en ese mismo bar.