El juicio en contra de un joven sospechoso de asesinar a dos oficiales de la Unidad de Intervención Policial (UIP), en Cañada Sur de San Sebastián, inició este lunes.
Como parte del debate, los dos policías que sobrevivieron al ataque, que se dio en el 2016, dieron su declaración, pero el problema fue que a uno como que se le borró el casete y el otro estaba dormido cuando empezaron los hechos.
El juicio inició a eso de las 9 a.m. en la pequeña sala número 4 de los Tribunales de Pavas, la cual estaba abarrotada por varios de los familiares del sospechoso, que es un joven de apellido Ríos y de 19 años, conocido por las autoridades como “Vampirata”.
A Ríos se le acusa por dos delitos de homicidio simple por la muerte de los oficiales Errol López Hidalgo y Bryan Herrera Sandoval, así como dos tentativas de homicidio en contra de los agentes Luis Villeda Quirós y Jaime Granda Mora.
Los oficiales fueron agarrados a balazos la madrugada del 12 de octubre de 2016 en Cañada Sur, precisamente detrás de las instalaciones de la UIP.
Sin recuerdos
El primer testigo del juicio fue presentado por la fiscal Yorleny Ching, se trataba del oficial Villeda Quirós, quien dio su declaración por medio de una videollamada ya que se encontraba en Santa Cruz de Guanacaste.
Villeda dijo que ese día se dirigían a las instalaciones de la UIP en un carro Toyota Rav4 de color negro, por lo que tuvieron que pasar por Cañada Sur.
Sin embargo, esto es todo lo que pudo decir el policía, ya que aseguró que se despertó cuatro días después de la balacera en el hospital y no se acordaba de absolutamente nada.
“Yo de eso no recuerdo nada, desde el primer momento en que un agente del OIJ me aborda en el hospital, yo le digo que no recuerdo nada. Luego de que salgo de ahí comienzan a llegar a visitarme compañeros y me dicen como se cree que pasaron los hechos”, contó.
A puro informe
El oficial fue muy sincero al decir que lo único que sabía del hecho es por lo que había leído en los informes de la investigación, pues luego del ataque se le borró el casete, incluso no lograba recordar cosas que sucedieron muchos días atrás.
“Simplemente me imagino que nosotros íbamos pasando por ahí y la situación se dio, lo que se dice es que fue por una transacción de drogas, puede ser que nos hayan parado para vendernos, que los compañeros que fallecieron se molestaron por eso y que algo así haya sido el detonante. Otra es que nos hayan identificados como oficiales de la unidad porque nosotros realizábamos muchos operativos”, añadió.
Villeda contó que, como producto del ataque, los médicos le amputaron su pierna derecha pues recibió dos balazos y uno de estos alcanzó a perforar la arteria femoral.
“En lo familiar me afectó en muchas cosas, no puedo jugar con mi hijo como yo quisiera, también recibí burlas de algunas personas, tuve que tomar un tratamiento con un psicólogo aunque no quería hacerlo”, puntualizó.
En cuanto a Ríos, el oficial dijo que no lo conocía, pero que posiblemente en algún momento lo habrían abordado.
Bien dormido
El segundo testigo de la Fiscalía fue el otro sobreviviente, el oficial Granda Mora, quien con su declaración tampoco dejó muy claro cómo iniciaron las cosas, pues contó que para el momento de los hechos él iba bien ruleado, cuando despertó los balazos ya habían iniciado y más bien tuvo que auxiliar a sus compañeros.
“Iba en un vehículo con mis compañeros, yo iba dormido dentro del mismo, me despiertan detonaciones de un arma nueve milímetros, a mi lado izquierdo viajaba mi compañero Luis Villeda, pero él no se encontraba dentro del carro, estaba en la calle con dos sujetos. Observé que Errol ya venía baleado hacia el carro. Veo por el parabrisas, al lado derecho, a un sujeto apodado como ‘Vampirata’ empuñando un arma calibre 38 hacia Errol”, contó.
Granda dijo que en ese momento se apeó del carro y corrió hacia Ríos para agarrarlo del cuello con su brazo izquierdo, al mismo tiempo le agarró la mano derecha, en la cual asegura que sostenía la pistola.
Además usó a “Vampirata” como escudo para protegerse de unos sujetos que dispararon hacia donde él estaba parado, hiriéndolo en la pierna izquierda.
Finalmente, dijo todos los oficiales se subieron al carro y avanzaron cien metros, pues el oficial López no pudo manejar más por los balazos. Minutos después fue cuando otros policías y la Cruz Roja llegaron a ayudarlos.
Cuando la fiscal Ching le preguntó que si reconocía a Ríos como el sujeto que estuvo en la escena, este respondió: “estoy seguro de que era él”.
Buena fiesta
Aunque Granda tampoco supo explicar por qué se dio el ataque, sí respondió de dónde es que veían antes de que sucedieran los hechos.
Ante la pregunta hecha por Leonel Villalobos, abogado de Ríos, el uniformado contó que el 11 de octubre de 2016, luego de salir de un curso de ascenso en la Escuela Nacional de Policías, se reunió con sus compañeros y fueron a un bar cerca de la Clínica Bíblica, luego estuvieron en dos bares en la conocida Calle de la Amargura en San Pedro.
El oficial dijo que esa noche él se tomó como cinco cervezas, recordó que sus compañeros Bryan y Luis también tomaron cervezas, pero aseguró que solo Errol no tomó pues él era quien andaba manejando.
Luego de eso fue cuando se dirigieron a la UIP y él se durmió en el carro.
El juicio continuará este martes y, según un comunicado enviado por el departamento de prensa de la Corte, estaría finalizando el miércoles.