Recibir una descarga eléctrica de 3.000 voltios y sufrir quemaduras en un 85% del cuerpo acabaría con la vida de prácticamente cualquier persona, pero no con la de Wagner Segura Fernández, quien sobrevivió a esos duros golpes.
Este oficial de la Fuerza Pública afirma que la energía la recibió de sus tres hijos y de la fe que le tiene a Dios y a la Virgen de los Ángeles.
El día del accidente los doctores le dijeron a los familiares de Segura que solo le daban dos horas de vida, pero una hermana del policía se opuso a que lo desconectaran de los aparatos médicos. El joven permaneció en coma y finalmente venció los pronósticos de los médicos.
Está historia de sobrevivencia comenzó la tarde del jueves 27 de febrero del 2014, cuando Segura le estaba ayudando a un hermano a pintar un techo en Desamparados centro, en un comercio que esta a un lado de la clínica Marcial Fallas. El muchacho agarró el rodillo para pintar desde una escalera, pero perdió el equilibrio y tocó un cable de alta tensión, las quemaduras fueron internas, en un 85% de su cuerpo.
Al oficial le tuvieron que realizar varias intervenciones para salvarlo, en un principio los médicos hasta le dijeron que le tenían que amputar algunas partes del cuerpo; sin embargo, cuatro meses después de ese latigazo y cansado de estar internado más bien comenzó a caminar.
Durante ese proceso, dos bacterias que agarró en el hospital lo contaminaron y por eso decidió negarse a que sus papás e hijos lo vieran, porque pensaba que eran muy vulnerables y no quería verlos sufrir más.
Durante el tiempo en que estuvo internado no sabía qué le había ocurrido, pero en dos ocasiones tuvo sueños, el primero fue que le pegaron un balazo en el dedo y el segundo que tuvo una descarga en el hospital.
“Los doctores me decían que no me podían dar la salida, pero yo estaba cansado de no estar haciendo nada, añoraba volver a trabajar y fue así como me propuse a levantarme de la camilla y me dieron la salida un 5 de junio del 2014, pero tuve que seguir llevando tratamiento y hasta el 29 de junio del 2016 me dieron de alta”, recordó el sobreviviente.
La electricidad le entró por el brazo derecho y, debido al fuerte bombazo, tiene una discapacidad en esa extremidad, pero esta situación no ha significado una excusa para el muchacho, pues hace lo que se propone, como volver a su trabajo en el Ministerio de Seguridad.
“Vengo de una familia humilde, pero trabajadora, desde pequeño me enseñaron a trabajar y durante el tiempo que estuve incapacitado me cansaba de no estar haciendo mucho, uno necesita distraerse en algo”, manifestó.
Este valiente asegura ser un milagro de vida y por eso ahora la valora más que antes, dice que sus hijos y familia son la inspiración para mejorar.
“Con ejercicios y trabajo he ido mejorando, cuando estuve internado perdí mucho peso, salí pesando 40 kilos, fueron momentos difíciles, pero la vida me dio una segunda oportunidad para aprovecharla con mis seres queridos”, manifestó.
El oficial cumplirá sus 35 años el próximo lunes 30 de julio y asegura estar agradecido con cada día vivido, además de saber que tiene a su familia, por quienes lucha. Al muchacho le tuvieron que amputar el dedo meñique derecho pues quedó muy dañado, además le han realizado injertos en esa mano, pero lo más importante es que puede contar el cuento.