Dos niñas, de siete y dos años, son el principal sostén para doña Ana Patricia Barquero, mamá de Gerardo Cruz, el joven que denunció en redes sociales un caso de acoso callejero y que poco después fue asesinado por orden de una mujer obsesionada.

Las pequeñas son las nietas de esta joven abuelita (tiene 48 años) y son la luz que necesitaba para seguir viviendo. Doña Ana asegura que siempre está pendiente de las chiquitas y aunque no las puede ver todos los días por motivos de trabajo, las pasa recordando al ver las fotos que tiene en el celular. Además, de vez en cuando le pide a las mamás de las chiquitas alguna imagen de lo que estén haciendo.

“La ausencia de mi hijo ha sido difícil, a veces me cuesta aceptarlo, pero en ellas dos veo la imagen de mi hijo. Ambas son niñas nobles, amorosas y cariñosas”, expresó la señora.

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De hecho, este sábado es uno de los días más esperados por ella ya que compartirá con las chiquitas y las llevará al cine, espera que las horas se detengan para disfrutarlas al máximo.

“A mi nieta Génesis la veo casi todas las semanas, pero a la más chiquitita no, porque no está viviendo en San José, por eso siempre pido que me manden fotos, pero este sábado es el más especial, las tres nos veremos. Tenerlas a ellas el mismo día no es muy seguido, por eso las disfruto”, expresó la fuerte mamá y abuelita.

“Además, ellas se quieren mucho, es bonito verlas cuando están juntas y sonríen, son mis ángeles, son un pedacito de lo que Dios permitió que mi hijo me dejara para calmar el dolor”, manifestó.

Paz por la sentencia

Doña Ana cuenta que ha sido una semana buena, pues también siente paz porque este jueves se dio a conocer que el juez del Tribunal de Apelación confirmó la culpabilidad de Samady Fonseca Fernández, más conocida como ‘la Barbie’, quien se obsesionó con Cruz y por eso lo mandó a matar. Los cómplices en el crimen fueron su hija, Kristina Valerín Fonseca, el taxista pirata Rónald Arce Barrientos y el pintor César Chaves Cerdas, además de dos menores de edad.

La condena de la Barbie es de 30 años de cárcel, a los otros tres participantes les metieron 25 años a cada uno. Ahora el Tribunal de Apelación debe decidir si esas penas se mantienen.

“Dios ha escuchado mis plegarias, sé que ellos (los sentenciados) van a seguir luchando para seguir bajando la pena, pero recibieron lo que merecían por el daño que hicieron, siempre he rezado para que mi hijo ya pueda descansar, la justicia de la tierra ha sido justa, mi Dios actuó por medio de los investigadores, fiscales y jueces que llevaron el caso”, expresó.

Agregó que como regalo en el mes de la madre (agosto), le gustaría recibir la sentencia en firme sobre la condena de los sospechosos.

“Quisiera que este caso quede cerrado, hemos aprendido a vivir con la ausencia de mi hijo. Además de mis nietas, mi familia también ha sido fuerte y entre todos hemos salido adelante, a él lo tenemos en nuestros corazones”, dijo doña Ana.

Dijo, además, que guarda con cariño todas las cartas y algunas pertenencias que eran de Gerardo Cruz.