Una simple mancha de sangre encontrada en la escena de un crimen puede ser clave para determinar qué fue lo que pasó en ese lugar, pero para lograrlo se requiere de personas capacitadas y capaces de revelar un misterio a partir de una simple manche de este líquido vital.

Solo personas como don Jairo Mora, quien trabajó como investigador de la sección de Homicidios del OIJ por más de 25 años, son capaces de sacarle todos los “secretos” a una de estas manchas y lo hacen gracias sus conocimientos sobre la morfología de sangre.

Mora explicó que esta ciencia consiste en analizar todas las características de una mancha de sangre para por medio de eso determinar cómo se produjo y luego recrear cómo pudo producirse el crimen.

“La sangre nos dice, por ejemplo, cuanta fuerza se pudo haber utilizado durante el ataque, qué tipo de arma se utilizó, de dónde se originó la sangre, todo ese tipo de cosas son las que logramos interpretar por medio de las manchas”, detalló.

Según don Jairo, el OIJ empezó a trabajar con esta técnica a partir del 2001, cuando él era el único experto en Tiquicia, gracias a que la Policía Judicial lo envió a especializarse en una academia del FBI en el poblado de Quantico, en Virginia, Estados Unidos.

Cuentan casi todo

Un aspecto tan simple como la forma en la que cayó una gota en el piso o las salpicaduras que quedaron en una pared pueden revelar detalles como el lugar en el que estaba la víctima y el atacante al momento de la agresión, desde dónde se realizó el ataque e incluso si la víctima se movió en busca de ayuda.

Las manchas también permiten determinar qué clase de arma fue utilizada para cometer el crimen, ya que las salpicaduras que provoca un balazo son muy distintas a las que deja una cuchillada o un golpe producido por un martillo.

Por ejemplo, las manchas causadas por un disparo se ven como pequeñas gotitas que quedan esparcidas alrededor del punto en donde pegó la bala. En el caso de un ataque con un cuchillo las manchas suelen quedar más cargadas de sangre por lo que se da un “escurrimiento” hacia abajo cuando alcanzan una pared.

Otro escenario puede ser cuando la persona que está acostada en el suelo es golpeada con un martillo en la cabeza, en esta caso los investigadores, por lo general, encuentran un mancha central con mucha sangre y alrededor de esta salpicaduras alargadas que fueron originadas debido a la fuerza del impacto.

Según Mora, existen distintos tipos de clasificación para las manchas, pero detalló que hay tres grupos principales que son:

1. Manchas pasivas: Son las causadas por la fuerza de gravedad, por ejemplo, los charcos que se crean por las gotas que caen en el suelo.

2. Manchas proyectadas: Estas manchas son producidas por la transferencia de energía de un arma, por ejemplo, las salpicaduras de sangre provocadas por un disparo.

3. Manchas de transferencia: Son aquellas que se presentan cuando un objeto con sangre entra en contacto directo con una superficie sin sangre. Un ejemplo sería la huella dejada en la pared por una persona con una mano ensangrentada.

Caso resuelto

A lo largo de su carrera policial, que llegó a su fin hace dos años cuando se acogió a la pensión, don Jairo usó sus conocimientos en la interpretación de manchas de sangre para ayudar a resolver varios casos muy sonados en el país.

Uno de estos fue el de una mujer que, en diciembre del 2001, intentó engañar a las autoridades diciéndoles que varios sujetos se metieron a su casa para asesinar a su esposo, pero ella realmente buscaba cobrar la jugosa póliza de seguro que tenía su “amado”.

“Ella contó que estaban durmiendo en la casa, en Desamparados de Alajuela, y que de pronto entraron tres sujetos y apuñalaron a su esposo hasta matarlo. Nosotros interpretamos la escena y las proyecciones de manchas de sangre. Ella había dicho que la puerta del cuarto estaba abierta cuando ocurrió el ataque, pero eso era falso, porque encontramos manchas de sangre detrás la puerta”, recordó.

Mora dijo que gracias al trabajo hecho ese día lograron resolver el caso en menos de 24 horas, lo que derivó en una condena de aproximadamente 25 años para la mujer.

No es como antes

Mora dijo que el OIJ sigue trabajando con la interpretación de manchas de sangre, pero destacó que ya no es como antes, pues el actual encargado hace todas las labores en uno de los laboratorios de la Policía Judicial.

“En mi caso yo lo hacía como investigador con un equipo de interpretación de sitios del suceso, que empezó a utilizarse en 1997. Nosotros lo que hacíamos era una interpretación de la escena y luego aplicábamos las técnicas, el luminol, así era como se hacía en ese tiempo”.

Don Jairo recordó que el equipo estaba compuesto por un médico forense, biólogos e investigadores y que era requerido en los casos de homicidios más rudos, por lo que les tocaban andar por todo el país resolviendo crímenes.