El libanés Ziad Akl se quitó de encima 11 años de condena al rechazar un proceso abreviado en el cual había aceptado los delitos de los que se le acusaba y por los que le habían dicho el 27 de junio pasado que pasaría preso 23 años.
Esa condena estaba casi lista, pero en el último momento Ziad se echó para atrás y dijo que prefería seguir con un juicio normal. El debate comenzó el lunes 29 de octubre y terminó este viernes en la mañana con una condena de 12 años de cárcel.
Quizás esta fue la razón por la que apenas oyó la sentencia vio hacia arriba, con las manos juntas, como aliviado.
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En la oficina de prensa del Ministerio Público informaron: “desconocemos la fecha exacta en que él (Ziad) decidió retractarse de su decisión, pero sí conocemos que fue pocos días después de la audiencia, puesto que la sentencia por el procedimiento abreviado aún no se había confirmado”.
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Luego de escuchar la sentencia, Akl se mantuvo serio y le prestaba atención a la traductora Rosa María Monge, quien le decía todo lo que señalaba el juez Mauricio Jiménez Vargas, quien se encargó de dictar la condena en compañía de sus colegas Álvaro Abarca Picado y José Pablo Alvarado Cascante en el Tribunal Penal de Pavas.
Ziad y su hermano Elías (este asesinado el 15 de mayo del 2017 frente al colegio Mount View, en Escazú), eran sospechosos de hacer préstamos, especialmente a taxistas informales de Guachipelín de Escazú y cuando no les pagaban era sometidos a extorsiones, agresiones y amenazas de muerte.
Los jueces también condenaron a Kelvin Pinnoch Campbell y a Jean Carlo Fernández Jiménez, otros supuestos miembros de la banda. Les metieron cinco años y siete años de prisión, respectivamente.
A los tres se les sentenció por los delitos de asociación ilícita, extorsiones, privación de libertad y lesiones.
La oficina del terror
Los jueces explicaron que Jean Carlo Fernández era un taxista que se encargó de reclutar a otros taxistas que necesitaran plata prestada, luego fue actuando de la misma manera que los hermanos y agredía a los deudores.
Agregaron que Kelvin Pinnoch, además de ser guardaespalda de Elías Akl, también tuvo un papel importante en la organización ya que el 11 de setiembre del 2017, cuando lo detuvieron, le encontraron en el carro documentos con los nombres de las personas que debían dinero.
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De acuerdo con la acusación, una vez que el extranjero hacía los cobros incluía montos excesivos por concepto de intereses. Cuando los afectados alegaban no poder pagar la deuda completa, los Akl y los demás miembros de la banda los iban a buscar y se los llevaban hacia una oficina que estaba dentro de un gimnasio en San Rafael de Escazú. Allí los amenazaban, los privaban de la libertad y los golpeaban.
Tribunal les reprochó forma de actuar
Los jueces le reprocharon a los sentenciados la manera en la que atacaron a las personas. “El Tribunal valoró que se trata de hechos sumamente graves, violentos, ustedes son personas jóvenes, tienen familia y además no tenían antecedentes penales, pero la violencia extrema y las circunstancias de las situaciones evidencian que conformaron una estructura criminal", dijo el juez Mauricio Jiménez.
Agregó que la organización lo único que buscó fue doblegar la voluntad de las personas humildes, trabajadoras y de escasos recursos.
“Los taxistas formales e informales son uno de los gremios de nuestra sociedad más vulnerables, en muchas ocasiones no tienen acceso al sistema bancario nacional. Ellos (los Akl) se valieron para hacer préstamos de dinero con intereses sorpresivos y con formas de cobro de manera violenta e intimidante donde los amenazaron con armas de fuego y con golpes”, señaló el juez.
El Tribunal concluyó diciendo que debido a la manera en la que actuó esta organización muchos de los ofendidos perdieron la estabilidad laboral, sus vínculos familiares y han estado en una situación difícil de superar.