Un estudio hecho por cuatro estudiantes de la Universidad de Costa Rica reveló que en el país hay cerca de 400 mil personas con al menos un tatuaje.
La moda de la tinta en el cuerpo se ha extendido en años recientes y eso, curiosamente, podría resultar de mucha ayuda para las autoridades policiales que deban resolver un caso criminal en los años futuros.
Cada una de esas marcas es muy importante para los investigadores del OIJ ya que permitiría ayudar a identificar a personas desaparecidas, agarrar a sospechosos de crímenes o encontrar a víctimas de delitos.
El estudio de la UCR señaló que la mayor parte de personas tatuadas tienen entre 18 y 29 años.
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Razones propias
Una experta en el lenguaje de los tatuajes del OIJ y cuyo nombre no revelaremos debido al trabajo que lleva a cabo, recordó que la razón por la cual alguien decide tatuarse es totalmente personal.
“Muchos lo llaman arte, otros amor, lo hacen por recuerdo o bien por sentido de pertenencia”, dijo.
La experta indicó que los tatuajes en personas investigadas sirven para hacer comparaciones y se pueden utilizar como prueba al momento de esclarecer un delito. La moda se pone al servicios de las ciencias policiales.
“Cada una de las personas detenida por el OIJ se pasa a reseñar. Esto significa que se le toman las huellas dactilares, se le toman fotografías del rostro y de cada una de las marcas que posee en el cuerpo, sean tatuajes, cicatrices o manchas que permitan individualizarla. Esta información está disponible en nuestros archivos criminales y es accesada por todos los investigadores del país”, detalló.
Para los agentes todo en los tatuajes aporta información: la forma, el color, la ubicación, si tiene letras, números, etc.
Mencionó la experta que los tatuajes también son de gran ayuda para el reconocimiento que hacen las víctimas de un delito y también los testigos. Los agentes se enfocan muchas veces en la descripción de uno o varios de los tatuajes que una persona notó en un sospechoso, tal es el caso de Gerardo Ríos Mairena, el llamado “monstruo de Liberia” y condenado a 216 años de cárcel por matar a cinco estudiantes universitarios y atentar contra la vida de una colegiala.
La única sobreviviente pudo verle la espalda al hombre y contó que tenía un tatuaje.
Esta declaración, más otras pruebas, como la huella llena de sangre en un apagador, fueron clave para detenerlo.
Caso reciente
Los tatuajes también permitieron darles nombre a los restos que aparecieron descuartizados en un lugar solitario en Bebedero de Escazú y que correspondían a Stephannye Paola Castro Mora.
Daisy Castro, tía paterna de la muchacha, dijo que la familia se enteró de lo ocurrido por las noticias y decidieron pedirle a una amiga de Stephannye que fuera al OIJ y ella reconoció el cuerpo por los tatuajes.
El tatuador Anthony del Río identificó los restos de Isamar del Carmen Córdoba, de 26 años, luego de ver en las noticias los diseños que él mismo le había hecho.
A la joven la asesinaron en mayo del 2017 en una finca de sandía en Barbudal de Parrita.
Si usted es víctima de un delito y logra ver a su agresor es importante que se fije si tiene tatuajes o cicatrices, el tamaño, el lugar donde lo tiene, la figura y el color. Cada uno de estos detalles es muy importante.
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