Un cirujano pensó que disfrutaría un fin de semana romántico con su novio en playas del Coco, en Guanacaste, y se preparó para un viaje en el que, sin saber, su vida corrió peligro.
Eso ocurrió hace siete años, el médico casi pierde la vida y el caso terminó en los tribunales de justicia, pero apenas este año.
La historia parece copiada de un capítulo de Investigation Discovery, pero es muy criolla.
De acuerdo con la Fiscalía, un hombre de apellidos Mora Sequeira (novio del médico) ideó el plan junto a otro hombre, identificado con los apellidos Durán Brenes.
El día en que ejecutaron la macabra idea ambos pusieron en peligro la vida del doctor y la de vecinos del mirador Tiquicia, en San Antonio de Escazú, porque Durán Brenes disparó a lo loco sin pensar en el daño que podía hacer.
Por estos hechos, el Tribunal Penal de Pavas condenó al novio del doctor a 12 años de cárcel por los delitos de tentativa de homicidio calificado y robo agravado; Durán fue sentenciado a 10 años de cárcel.
La condena fue dictada en setiembre de este año y se informó que a Mora le impusieron dos años más por idear el plan y apuntarse para llevarlo a cabo.
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De acuerdo con el Ministerio Justicia, Durán descuenta la sentencia en la cárcel de Guápiles y Mora está en el centro penal de San Sebastián.
A este último La Teja le solicitó una entrevista, pero la rechazó. Cuando llamamos al doctor para tener su versión solo comentó: “no tengo ningún comentario”.
De acuerdo con la acusación del Ministerio Público –de la cual La Teja tiene una copia– el malvado proyecto empezó a desarrollarse el sábado 28 de mayo del 2011 a las 7:30 a. m.
Allá, en las playas del Coco...
La pareja salió aquel día del condominio Condado Country, en Escazú, para dirigirse a la playa.
El carro lo manejaba Mora y el doctor iba en el asiento del acompañante.
La Fiscalía señaló que Mora dejó las puertas traseras sin seguro con el fin de que Durán pudiera subirse y así lo hizo en un cruce que está a unos 50 metros del residencial, donde Mora y el médico debían hacer un alto.
El cómplice de Mora estaba armado y para que el médico no se diera cuenta de que todo era una trama, trató a Mora de una manera indiferente y amenazante.
En cuanto subió al carro, Durán les ordenó manejar hacia el mirador Tiquicia, en San Antonio de Escazú, mientras los amenazaba diciendo que sabía que Mora tenía una hija en Nicoya y que conocía dónde estaban los dos sobrinos del doctor.
El “asaltante” les ordenó entregar las billeteras y ambos lo hicieron. Solo la del doctor llevaba dinero efectivo, unos ¢120.000.
De acuerdo con el fiscal que llevó el caso, cada vez que el médico trataba de ver al asaltante, este lo golpeaba en la cara con los puños y con el revólver.
“Antes de llegar al mirador Tiquicia, y de acuerdo con el plan establecido, el ‘asaltante’ le ordenó a Mora detener el carro y al médico le dijo que inclinara el asiento para atrás con el fin de que Mora (el novio) le atara las manos y le sellara la boca con cinta... luego lo llevaron a la parte trasera del carro”, dice la acusación.
Ya en la parte trasera, al médico lo taparon con las alfombras y lo siguieron golpeando porque trataba de ver. Durán incluso intentó ahorcarlo en dos ocasiones.
“El ofendido, al ver que su vida corría peligro, logró soltar una de las amarras de los brazos y se lanzó al asiento trasero donde estaba Durán, forcejearon y el médico le quitó los lentes oscuros que andaba, así el doctor logró verle la cara al atacante. Luego pudo abrir la puerta izquierda del carro y sacó la mitad del cuerpo del asaltante”, dijeron en la acusación.
Al ver el despelote, Mora detuvo el carro, y Durán tomó fuerzas y le disparó dos veces al doctor. Lo hirió en el muslo derecho y en la pierna izquierda.
Aun herido, el médico logró pasarse al asiento del conductor y aceleró el carro, pero perdió el control y chocaron contra unos árboles. Mora se cayó del vehículo, pero Durán seguía adentro, por lo que el doctor se bajó corriendo.
Pésima puntería
Mientras huía para salvar su vida, el médico escuchó varios balazos. Era Durán, quien pretendía asesinarlo, pero la mala puntería del criminal jugó a favor del doctor.
Al ver que el plan no había salido como querían, Durán agarró un maletín de cuero con herramientas y recetarios médicos, un beeper, un iPod y un teléfono celular y escapó a pie.
El bicho iba caminando y 25 metros antes del mirador Tiquicia vio a un hombre con una moto que iba muy lento.
Durán le apuntó de inmediato y le ordenó bajarse y el lugareño, al verse amenazado, le entregó el vehículo. Pero el dueño de la moto quedó con sangre en el ojo, llamó a un vecino y le contó todo.
El hombre al que acudió el dueño de la moto iba saliendo de la casa en carro y se fue a esperar al ladrón en una calle de Escazú y le atravesó el vehículo en cuanto lo vio. El bicho trató de esquivarlo, pero chocó contra un muro y se cayó.
El delincuente sacó entonces la pistola e intentó matar al vecino que lo enfrentó. Le disparó en dos ocasiones, sin éxito, y salió corriendo hacia una calle sin salida. Allí salió otro lugareño junto con un menor de edad, quienes se salvaron de no resultar heridos porque el antisocial siguió disparando a lo loco.
De tanto apretar el gatillo el arma se le encasquilló, por lo que golpeó a uno de los vecinos con la cacha. Luego el señor que le había atravesado el carro sacó un arma y le disparó. Lo pegó en la tetilla derecha y eso fue lo único que permitió someterlo.
Los vecinos lo llevaron hasta la calle principal mientras llegaba la Policía.
Aunque estaba herido, Durán quiso deshacerse de las evidencias y comenzó a sacar de sus bolsillos lo que le había robado al doctor (el celular, las tarjetas, el Ipod) e intentó tirar los objetos en una alcantarilla, pero en ese momento llegó el OIJ y decomisó todo.
Después de Durán cayó Mora y ambos enfrentaron los cargos por el asalto al doctor, el robo de la moto y por atentar contra la vida de los involucrados.