Pitusa y San Martín son dos reconocidos toreros improvisados de Zapote y Pedregal que tienen varias cosas en común.
Ellos se conocieron en los redondeles hace unos 4 años y ambos se enfrentaron a la muerte más de una vez haciéndole desplantes a los toros, sin embargo, el último reto que intentaron lograr por poco les cuesta la vida.
Sus verdaderos nombres son Esteban Ricardo Solano Jiménez, de 36 años (Pitusa) y Luis Salas Contreras, de 33 (San Martín).
Los dos aseguran que volver a la arena y salir con vida sería demasiada suerte, por lo que Pitusa ya decidió no meterse nunca más a un redondel, mientras que San Martín sueña con retirarse el próximo 3 de enero del 2019 con una última corrida.
Salas escogió esa fecha porque ese día cumple el tercer aniversario de vida. Fue un domingo 3 de enero del 2016 que vio pasar la muerte de frente al retar al toro El Bayo de la ganadería Chinchilla.
Los golpes que sufrió le provocaron dos paros cardiacos, se le desprendió la traquea, se le quebraron las costillas y la clavícula, se le perforó el pulmón derecho. Estuvo cuatro días en coma y por las heridas le hicieron 154 puntadas.
Cuenta que cuando hace mucho frío le duele mucho el brazo derecho. Tampoco puede hacer fuerza.
Reconoce que durante este tiempo, además de su familia hay dos personas importantísimas para él porque le ayudaron con las recuperaciones.
“Lali y Shakira, también son toreros improvisado que han estado a mi lado y me han tendido la mano, a ellos les tengo mucho que agradecer”, expresó.
“Me creía invencible”
En ese mismo 2016, pero a finales, las corridas de la tarde del lunes 26 de diciembre, Esteban Ricardo Solano, más conocido como “Pitusa” también la vio fea con el primer toro de la corrida, de nombre El Macua, de la ganadería José “Chemi” Jiménez.
El animal le provocó lo revolcó tan feo que fue necesario reconstruirle la vejiga y las partes íntimas.
Desde entonces le hicieron tres operaciones y aún no está bien de salud, incluso desde el viernes anterior está agobiado porque la póliza económica que el INS le daba por mes ya se terminó y ahora no sabe cómo hacer para pagar la casa que alquila ni tampoco cómo comprar comedera.
“Estoy contando el cuento, pero sinceramente era para morir, Dios me dio otra oportunidad, puedo caminar, sin embargo no puedo correr, hace un mes me hicieron la última operación, ha sido muy duro, le he pedido mucho a Dios y le doy gracias por su misericordia”, dijo.
“Hace unos años me creía invencible, antes iba muy ceñido e iba directo al toro, mi pensamiento cambió y ahora le pido a Dios por mis amigos que siguen jugando en el ruedo”.
Él, al igual que San Martín consideran que la diversión de los redondeles son los toreros improvisados, quienes ponen en juego sus vidas. Antes del accidente trabajaba en construcción, pero ahora no puede hacer ningún tipo de fuerza.
A Pitusa le tuvieron que hacer una colostomía (es un procedimiento quirúrgico en el que se saca un extremo del intestino grueso a través de una abertura hecha el abdomen).
También tuvo que usar pañal desechable y el otro año tiene nuevamente que estar en control para ver si hubo mejoría o de lo contrario siempre tendrá que andar con una bolsita en el abdomen.
“Ahora me arrepiento, porque mi vida no era así, la mía era de trabajar y me ganaba unos cinquitos y con eso llevaba la comida a la casa, después de este accidente todo se me he hecho muy duro”, manifestó.
Recordó que desde que tenía 11 años se le escapaba a la mamá y se iba a meter a los redondeles, pues asegura que le gustan mucho los toros.
“Las reses siempre me gustaron, pero ahora mejor los veo por tele, se ven mejor. En la actualidad pienso por mi familia y prefiero no ir más al ruedo”, concluyó.
Pitusa también le manda a decir a todos los improvisados que lo piensen dos veces antes de exponer la vida con los toros.