Los homicidios de la turista española Arantxa Gutiérrez, así como el de la cantante mexicana María Trinidad Matus Tenorio, no son las únicas muertes por las que todo Costa Rica debería alzar la voz y manifestarse.
El mismo fin de semana en el que ellas murieron fue asesinado a machetazos el costarricense Efraín Marcelino Rodríguez Rodríguez, de 71 años, quien defendió a su hija del esposo que llegó a matarla.
El abuelito murió luego de interponerse a la agresión y recibir múltiples machetazos, la herida mortal fue la del cuello y el valiente papá quedó sin vida en el corredor de la casa en la que por muchos años dijo que había paz, en Las Tecas de Hato Viejo, a tres kilómetros del centro de Santa Cruz, Guanacaste.
Su hija Noemi Rodríguez Gutiérrez, de 42 años, sobrevivió al ataque porque los vecinos y otros parientes lo evitaron. Está internada en el hospital La Anexión, de Nicoya.
Para salvarle la vida, los doctores tuvieron que hacer milagros, pues por las puñaladas perdió el bazo (órgano que se encuentra al costado izquierdo, por arriba del estómago y debajo de las costillas), recibió machetazos en las piernas, los brazos, codos. Tiene una fractura en la pierna izquierda y también en la nariz a consecuencia de los golpes.
A Noemi le duele todo, le duele incluso tragar agua y no puede comer, pero lo que más lamenta es la forma en la que le quitaron a su papá, un hombre de familia, esforzado y humilde.
El responsable de este atroz agresión es un sujeto de apellido Rodríguez Álvarez, de 46 años, a quien el juzgado de Santa Cruz le impuso tres meses de prisión preventiva, mientras se le investiga por los delitos de homicidio calificado y tentativa de homicidio.
El motivo de la agresión se debió a que doña Noemi se separó de él y estaba cansada de sus constantes agresiones. “Me dijo que me mataría por que no había regresado con él. ‘Te mataré’ me gritó, me confié en mi casa, cuando me di cuenta ya lo tenía encima, ese maldito mató a mi papá, y todo esto me duele”, expresó con voz muy pausada doña Noemi, mamá de dos hijas, quien no pudo ir al funeral de su papá, por estar hospitalizada.
La pareja tiene ocho meses de separada y el 3 de diciembre del año pasado al agresor le dictaron medidas cautelares para que no se acercara a Noemi.
“Denuncien, no hay que tener miedo”
A doña Noemi le cuesta hablar debido a las heridas, pero les insiste a las autoridades que actúen para evitar más víctimas inocentes.
“Hay que hablar, no tengamos miedo, a veces queremos un hombre y es tan grande el amor que permitimos que nos haga daño, pero nosotras tenemos que amarnos, porque con el tiempo llegan cosas peores... quizás tuve que haberlo dejado antes”, reflexionó.
¿Cuántas víctimas más?
Así como este caso, también hay otros desgarradores como el asesinato del colegial Jesús Mora, atacado a tubazos por un hombre de apellido Carpio en Herediana de Siquirres, el lunes anterior. Los asesinatos ocurren en cualquier momento, contra hombres y mujeres.
LEA MÁS: Sospechoso de matar colegial a tubazos estará internado un mes
La estudiante de periodismo Andrea Fernández, de 20 años, murió el 29 de marzo en manos de su esposo de apellidos Brenes Oviedo, un publicista de 23 años. Su cuerpo apareció en una cabaña en Los Ángeles, en Santo Domingo de Heredia.
La enfermera Kattia Vargas Azofeifa, de 44 años, fue asesinada por su esposo de apellido Corella por un posible divorcio en calle San Lucas de Ciudad Quesada, en noviembre anterior.
LEA MÁS: Hombre se entregó a la policía y confesó que mató a su esposa
El experto en Seguridad, Álvaro Ramos, afirma sentir vergüenza como costarricense y consternación de la inseguridad que hay, mencionó la muerte de las turistas a quienes se les promovió para que visitaran el país y terminaron asesinadas por personas que tenían récord criminal.
“Qué clase de sociedad civilizada somos si permitimos que estos actos continúen, qué clase de sociedad de derecho hemos creado para que un criminal tenga todos los derechos como el estar libre”, enfatizó Ramos.
Los costarricenses piden paz y un cambio. Este viernes a las 4:30 p.m. habrá una vigilia en la plaza de la Cultura, donde piden ir vestidos de rojo, será en memoria de las turistas asesinadas, pero también por la seguridad del país.