El tufo es insoportable desde la entrada a la alameda. Los pleitos de gatos en la noche, la acumulación de caca en los jardines, en los techos y en los corredores del barrio son de todos los días.
Pulgas y garrapatas abundan en un lugar donde niños y adultos mayores necesitan un ambiente más limpio. La situación es una bomba de tiempo.
Son cerca de 30 mininos los que, sin tener la culpa, tiene harta a una vecindad en la ciudadela León XIII, en Tibás. Y decimos “cerca” porque nadie sabe con exactitud cuántos son.
Los misingos viven en una casa con un adulto mayor al que se le fue de las manos el cuido de tanto animal.
La situación es tan extrema que un sobrino del adulto puso una denuncia ante el Ministerio de Salud y ante Senasa para remediar la situación. El sobrino es el dueño de la casa donde habita el acumulador de gatos y no quiso referirse al asunto.
La Teja entró a la casa y pudimos constatar la condición en la que viven los animales, pero también es un riesgo para la salud del anciano.
Los gatos quedan encerrados en la casa durante el día y se echan en las| mesas, los sillones, las camas, las cobijas, el cielo raso y en cuanto lugar se les ocurra. El señor mayor abre puertas en la noche y los gaticos salen a invadir cocheras, techos, jardines y aquello es un alboroto. Hay vecinos que han pasado la noche en vela por el escándalo.
Hay un gato que arrastra las patas traseras y la suciedad y la basura que hay en la casa no son jugando. Según denuncian vecinos, una vez, en una limpia que intentaron hacer, encontraron una bolsa verde en el techo de la casa y le preguntaron al anciano de qué se trataba. Él respondió que gatos muertos.
Un vecino que dice haber estado al momento de la conversación afirma que el señor remató diciendo: “Tráigamelos para ponerlos en el congelador”.
Pero la llegada de las autoridades, prevista para este jueves, se da un poco tarde porque algún vecino, cansado de la situación, echó veneno y mató al menos a quince.
El señor (anciano) ha tenido la voluntad de ayudar a los gaticos, pero está claro que ya no lo puede hacer. Ha variado su actitud ante la queja de los vecinos, algunas veces ha pedido ayuda y otras ha dicho que definitivamente no va a deshacerse de los animalitos.
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Rosa Román cuenta que ha visto gatos cachorros y algunos discapacitados. Ve como un “pecado” que estén tan mal atendidos. “Esto ya es de meses y no es buenos que habiendo gente adulta enferma y niños pequeños tengan que vivir con esos olores y esa suciedad. No puede ser que una persona adulta mayor tenga tantos gatos”, dijo.
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Kristabel Cambronero, otra vecina, contó que su mamá depende del oxígeno y el olor puede perjudicarla.
“Los animalitos no tiene la culpa, pero queremos ver si se puede dar algún control, si están bien alimentados, que estén en mejores condiciones”, explicó.
Julia Morales, la paciente que depende del oxígeno, dijo que ella tuvo un gatico y debió darlo en adopción desde que tiene la máquina y lo mismo con un perico porque no puede tener animales.
A ellas, las gracias de los gatos cuando se suben al techo, les estropeó el tragaluz y animal y caca cayeron una vez en la sala. “Son cosas que no deben darse”, dijo doña Julia.
Capturar, castrar y devolver
La experta en felinos Julia Rojas dijo que en Costa Rica no existe una institución o albergue que se pueda hacer cargo de los gatos.
Y añade que la alternativa ideal en el caso que contamos es capturar a los gatos, castrarlos y devolverlos al lugar donde están ahora.
Sostiene que al señor se le debe dar una intervención psicológica, médica, de trabajo social, de la municipalidad y de Fuerza Pública porque se ve que se trata de un caso complejo.
“Los gatos no se pueden envenenar, hay una sanción por eso, y no se pueden dejar en un charral porque es abandono y es ilógico pensar que un gato que nunca se ha dejado tocar vaya a ser adoptado".
Además si los pierden volverán.