Tomarse una birrita en la playa o quitarse la goma en la calle después de una excesiva noche de tragos es de las cosas deliciosas de la vida, pero eso se podría convertir en una dolorosa multa de ¢180.000 pues, aunque muchos lo ignoran, una ley prohíbe beber en la vía pública.
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El fin de semana anterior, bajo un calor infernal, un joven denunció por medio de un video en Facebook que miembros de la Policía Turística lo multaron por echarse una cervecita en el parque de Brasilito, en Santa Cruz de Guanacaste.
“Mae, rasta, me acaban de hacer un parte de ciento ochenta mil colones por tomarme esta cerveza en mi pueblo (donde) la he tomado todo el tiempo, no sé qué pensar, rasta. Dicen que es una ley nueva, que no puedes tomar en vía pública. En Brasilito todo el mundo toma todos los días, pero a los borrachos de aquella esquina, que toman todos los días, nadie les dice nada, me agarraron de pollo”, dijo entre risas el resignado bebedor, del que no se sabe el nombre.
LE PONEN MULTA POR TOMAR EN LA VÍA PÚBLICA. #SANTACUZ La policía Municipal de Santa Cruz, le confeccionó una multa de 180 mil colones a un joven que tomaba Licor cerca de la playa según su mismo relato. El hombre se molesto por que según él, todos los días hay indigentes que toman licor, y que nunca les dicen nada. El hombre se encontraba en el sector de Brasilito en Santa Cruz, cuando fue abordado por la Policía Municipal, quienes le aplicaron la Multa.
Posted by Calles Guanacaste on Tuesday, November 6, 2018
El “rasta” del video dice la verdad. Está prohibido beber en la vía pública, la ley fue aprobada en agosto del 2012, durante el gobierno de Laura Chinchilla, y quien la impulsó fue la entonces diputada Yolanda Acuña, del Partido Acción Ciudadana.
La Teja conversó con Acuña y dijo que no todas son noticias malas, ya que la ley tiene algunas excepciones para tomar en la calle sin estrés.
Por ejemplo, sí se puede beber hasta despedazarse en fiestas populares como las de Zapote o las de Palmares y lo mismo en los turnos que todavía hacen en algunos pueblos. Pero eso es posible solo si la actividad cuenta con los permisos municipales.
No se vaya pollo
Si usted no quiere ser multado por policías municipales o por agentes de la Fuerza Pública, lo cual es obvio, aquí le damos varios escenarios para que no se vaya de jupa.
De acuerdo con Acuña, cosas tan normales como tomarse las cervezas con la familia en la playa o en una acera del barrio mientras se habla paja con el vecino son sancionadas por la ley.
“Hay gente que va a la licorera del barrio y se toma las cervezas en la acera, eso es multado, la ley nace por eso. Vivo en Barva y teníamos el problema con una licorera, llegaban carros y obstaculizaban el tránsito, la gente se orinaba en los portones de las casas y había muchos problemas, por eso la propuse”, dijo.
Otra trampa en la que podría caer más de uno es no soportar la tentación de echarse una fría en la plaza después de una mejenga.
“En espacios públicos como plazas o parques es prohibido ingerir bebidas alcohólicas, precisamente porque no fueron creados para eso, el fin de esas áreas es la convivencia. La ley es clara, si quiere tomar entonces que busquen sus casas o bares”, detalló la exdiputada.
La cosa no termina ahí, si usted organiza fiestas en su casa y pone un toldo en la acera para que entren sus invitados, sepa que solo puede tomar guaro dentro de su propiedad; si lo hace afuera y los polis lo ven, tendrá que desembolsar 180 rojitos del alma.
Esta ley también multa a quienes aprovechen los desfiles del 11 de abril, el 15 de setiembre o el Festival de la Luz para pegarse la fiesta.
“Hay casos puntuales en los que si se tiene el permiso de las respectivas municipalidades no hay problema; por ejemplo, algunos topes o carnavales en los que sí podría ingerir estas bebidas”, dijo la exlegisladora.
Así está el arroz
De acuerdo con la ley, el oficial que atienda un caso de alguien que bebe donde está prohibido debe recolectar la evidencia, es decir, las latas o las botellas para hacer el parte.
La abogada Yorleny Clarke explicó que si un juez halla culpable al bebedor, este tiene 15 días hábiles a partir de ese momento para cancelar los ¢180.000. La buena noticia es que se cuenta con tres días hábiles para apelar la multa.
Clarke explicó que si la persona no cuenta con los recursos para pagar un abogado que le ayude con la apelación, el sistema judicial le brindará uno.
“La persona debe hacer una carta diciendo los motivos por los cuales está apelando la resolución del juez o, bien, el abogado le puede ayudar. Si es encontrado responsable (de tomar en la calle) y no tiene dinero, entonces la sentencia sería hacer trabajo comunal por el tiempo que el juez lo considere”, aclaró.
La experta aconsejó siempre dar la cara, de lo contrario sería peor, ya que si la persona se esconde podría ser acusada de desobediencia a la ley.
Todo el dinero recaudado por este tipo de multas irá a las municipalidades donde ocurrió la infracción.
Aunque la ley está viva, la exdiputada Acuña cree que ha faltado mano dura.