Juan Carlos Miranda es un nicaragüense que vive en nuestro país desde hace 28 años. Él trabaja como profesor en una escuela de fútbol para niños y el sábado 18 de agosto, recibió una de las humillaciones más grandes de su vida en nuestro país.
“Nosotros estábamos tranquilos en el parque La Merced, de pie y de repente se nos acercaron un grupo de personas a escupirnos y a insultarnos diciéndonos que si les íbamos a robar sus teléfonos entre muchas otras cosas. Si no hubiese estado la Policía ahí presente para defendernos fijo nos habrían agredido”, recordó Miranda este sábado, cuando acudió al mismo escenario, pero el panorama esta vez era distinto y por eso dio las gracias al pueblo tico.
Este sábado 25 de agosto, cientos de ticos y nicaragüenses le devolvieron la esperanza a Juan Carlos, cuando se hicieron presentes en la marcha de la solidaridad en la que con cánticos como “Ticos y nicas somos hermanos, hombro con hombro, mano con mano” o “Nos unirán los lazos de amistad, sin importar el color... y reinará el amor”, fueron parte de las consignas que se escuchaban a lo largo de la avenida segunda.
La marcha salió a las 10:25 de la mañana del parque La Merced hacia la plaza de la Democracia donde se encontraron con otro importante grupo de personas que salió de las instalaciones de la Universidad de Costa Rica en San Pedro de Montes de Oca.
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La actividad fue un llamado al respeto y la paz que siempre han caracterizado Costa Rica y que según Carlos Sandoval, investigador de la UCR y organizador de la marcha, hace ocho días, un grupo de ticos cruzó una peligrosa línea al llevar bombas molotov a una manifestación improvisada.
Los nicaragüenses que recorrieron la principal arteria vial de Chepe, entonaron también las notas del Himno Nacional de Costa Rica en señal de que viven y sienten esas estrofas como cualquier tico.
Las banderas de Costa Rica y Nicaragua ondeaban unidas por una misma causa, al amor al próximo.
¿Por qué se unieron?
Sandra León, costarricense y vecina de San Sebastián fue una de las asistentes a la marcha y nos contó que estaba ahí para hacer un llamado de amor a los ticos.
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“No debemos menospreciar a nadie, si hay unos pocos que actúan así no debemos permitir que nos representen”, aseguró León.
Otras como Ana María Vargas, de barrio Luján, llegaron con una pancarta pidiendo amor, respeto y solidaridad para nuestros hermanos nicaragüenses que viven una situación difícil.
“Me dolió muchísimo lo que hicieron la semana pasada, esa no es la manera de actuar, debemos apoyarnos siempre, porque no sabemos si nosotros algún día los vamos a necesitar ayuda también”, dijo Vargas.
Jennifer Álvarez, nicaragüense radicada aquí desde hace 20 años llegó acompañada de su hija Anllie Ortiz de 14 y nacida en Costa Rica. Ambas llegaron vestidas con un traje típico en señal de paz.
“Fue muy lamentable lo que pasó, yo estuve ahí, me dolió mucho que nos maltrataran. Yo colaboro con 200 platos de comida que traemos los sábados gracias a la solidaridad de mi comunidad, pero necesitamos que les abran un albergue”, explicó Alvarez.