El presidente de la república, Carlos Alvarado, ya no le va a aguantar nada a los empleados de Gobierno que se rajen en las redes sociales contra otra persona, sobre todo si la intención es agredir, insultar o difamar, cuidado y no hasta se gana el despido.
Pero, si lo que publica ese empleado público en una red social es su pensamiento y lo publica de forma agresiva, podría correr mejor suerte, tal y como le pasó al ministro de Educación, Édgar Mora, que en dos ocasiones se mandó rudo con lo que piensa, hizo alboroto en redes sociales, pero solo le jalaron el mecate desde presidencia.
Mora ya se la ha pelado fuerte en redes sociales, la más reciente fue cuando publicó un pensamiento suyo: “Suicidarse es una manera de decir la verdad, posiblemente la más vehemente de todas”. Inmediatamente se le vino un aguacero de críticas en redes porque la gente consideró que estaba incitando al suicidio.
“Políticamente hablando es fundamental el tema de la intención, en casos como el del ministro de Educación no existió la intención de agredir a nadie en particular, eso es diferente a los casos donde se habla de una persona específica. No hubo intención de burla o desprestigio y el ministro dio su posición ideológica pero no mostró rasgos de xenofobia, por ejemplo, por eso su caso es diferente a otros”, afirmó el politólogo Gustavo Araya.
Sin embargo, otro politólogo, Claudio Alpízar, piensa muy diferente, cree que el ministro de Educación se salvó porque el presidente Alvarado no mide a todos con la misma vara. “Es mucho más fácil suspender sin goce de salario a un viceministro que nadie conoce como el de Planificación, que al ministro de Educación. El Presidente no está siendo parejo, sin embargo, acepto que la intención en algunos casos ha sido más evidente, de insultar, que en otros”, afirmó Alpízar.
La vicepresidenta y canciller, Epsy Campbell, ya está corriendo para entregar una serie de lineamientos a todos los que trabajan en el ministerio de Relaciones Exteriores, sobre el uso de las redes sociales. Es que ahí también hubo bronca.
El pasado 27 de julio, la jefe consular de la Cancillería, María Cristina Castro Villafranca, recibió una amonestación verbal por publicar, dos días antes, en un chat oficial de Relaciones Exteriores una bomba, tratando de caballo al actual ministro de Educación.
“Del cielo cayó un caballo; relinchando con pasión y el Presidente lo nombró ministro de Educación, uyuyui bajura”, fue la bomba que se inventó doña Cristina.
La semana pasada el viceministro de Planificación, Francisco Delgado, y Marisa Batalla asesora de la diputada Paola Vega, fueron suspendidos de sus cargos durante un mes y sin pago, luego de que se vieran envueltos en un escándalo por burlarse de una foto en la red social Twitter, en la que aparece Laura Chinchilla y Ottón Solís.
El primero de agosto anterior el jefe de cirugía maxilofacial del Hospital San Juan de Dios, Rodolfo Gamboa Montes de Oca, ofendió a la diputada de Restauración Nacional Ivonne Acuña, en Facebook, por eso se le abrió un proceso administrativo que lo tiene en baño María, que podría terminar con una simple sanción, una suspensión con o sin goce de salario y hasta en el despido.