Arrancó diciembre, el mes más alegre del año y en el que más pólvora se compra en las calles.
Con eso en mente, en el PANI, la Caja y el Hospital de Niños (mediante la Asociación Sobreviviendo a Quemaduras) se unieron para hacer un fuerte llamado a los papás y encargados de cuidar chiquitos para que por ningún motivo les den pólvora.
Desde el primero de diciembre arrancó la campaña “Un diciembre sin pólvora”. Venderle pólvora a un menor es un delito en Tiquicia y las penas pueden incluir la cárcel.
La doctora Olga Arguedas, directora del Hospital de Niños, recordó que en diciembre siempre aumentan los casos de niños quemados por pólvora, líquidos y superficies calientes.
Por eso la doctora lanzó una alerta para que los tatas estén siempre bien pellizcados con los más pequeñitos de la casa. Les recordó que ninguna pólvora es inofensiva, ni siquiera esa que anda por todos lados, a la cual le dicen espantasuegras. Ya hubo un caso de un peque que se metió un puño de esos espantasuegras a la bolsa y sin darse cuenta algo provocó que se le prendieran y tuvo quemadas muy fuertes en una piernita.
La ministra de la Niñez y la Adolescencia, Patricia Vega, advirtió a los papás sobre la ilegalidad de darle pólvora a un menor de edad. “A pesar de la legislación que prohíbe la entrega de pólvora a menores, no lo hacen, caen en negligencia y causan daños graves a la integridad física de sus hijos”, explicó la ministra.
Si bien es cierto el año pasado solo hubo un caso un chiquito quemado por pólvora, el objetivo siempre es que no se reciba a ninguno en emergencias del Hospital de Niños. Las autoridades han notado como cuando se deja el tema porque todo va bien, vuelven a aumentar los quemado. La gente afloja los cuidados.
El PANI, la Caja y el Hospital de Niños les recuerdan a los tatas que si compran pólvora deben tenerla bien escondida y lejos de los niños, porque ninguna quemadura en menores es un accidente, es falta de precaución.
Si se llega al amargo momento en que en su casa un niño se quema por pólvora, lo primero que debe hacer es llamar al 911, después póngale la quemada bajo el chorro de agua durante unos quince minutos. No se ponga a jugar de McGyver echándole pasta de dientes, café o mantequilla, nada de remedios caseros, pura agua del tubo.
Una simple bengala, que muchos adultos ven tan inofensivas, calientan a más de 648 grados centígrados y una de las muchas chispas que tira puede quemar bien feo a su hijo. La regla es cero pólvora.