En el centro de Limón hay un grupo de señores que lleva 60 años seguidos reuniéndose cada 23 de diciembre, en la víspera de la Navidad.
El primer encuentro fue el 23 de diciembre de 1958 y desde ahí se empezaron a llamar “Gang del 23”; sin embargo, con el pasar del tiempo modificaron su nombre por “Gang Maracaibo”, este último inspirado en la canción Maracaibo de Benny Moré.
“Gang” es una palabra del idioma inglés que significa pandilla.
Este año el encuentro se adelantó al 15 de diciembre anterior porque algunos de los miembros del grupo ahora viven en otras partes del país.
Una vez en la reunión, con buena jama y con unos tragos encima, hubo tiempo para vacilar y reírse como si no hubiera un mañana.
Los que llegaron fueron Roland Esna, Luis Pión, Rafael Barrientos, Max Acuña, Gerardo Alvarado, Raymond Berthy, Francis McGuiness, Max Acuña, Gerardo Alvarado y Eduardo Torres.
Pero no solo ellos estuvieron ahí, pues en el recuerdo y ocupando sillas imaginarias a su alrededor, también los acompañaban amigos que murieron como Harry Jackson, los hermanos Karl y Norman De Pass, Roberto Sancho, Carlos Acuña más conocido como “Santana” y Juan Guillermo Castro.
Los orígenes
El grupo y la costumbre de reunirse los 23 de diciembre nació por un equipo de fútbol que integraban los hoy adultos mayores cuando eran adolescentes en Limón
“Ese 23 de diciembre de 1958 nos fuimos a refrescar a Los Baños (una playa en Limón) después de ganar una mejenga. Todo transcurría normalmente hasta que una ola me arrastró y sentí que me ahogaba. En ese momento apareció Roland (Esna) y me salvó la vida”, recordó Max Acuña, pensionado de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Una vez pasado el susto, los muchachos se fueron a la casa de Rafa Barrientos, ubicada a 100 metros de esa playa.
Los comentarios acerca del triunfo y el susto vivido los hacían todos sentados sobre el borde del caño cuando, inesperadamente, se les acercó Harry Jackson, quien era un poco mayor a ellos, y al enterarse de lo sucedido los invitó a un traguito para “calmar” los nervios.
Harry acababa de retirarse como futbolista, incluso llegó a integrar la selección nacional, precisamente él fue quien les dijo que no olvidaran el incidente y que siempre mantuvieran una buena relación.
"Nos alentó para que siempre mantuviéramos presentes en nuestra memoria ese 23 de diciembre de 1958 y nos impulsó para que el año entrante nos volviéramos a reunir en esa fecha”, dijo Max.
Jackson, fue el responsable de hacer la primera convocatoria, las otras fueron organizadas por los demás miembros del grupos.
Los muchachos, ahora un poco más mayores, comenzaron a cambiar las tradicionales tertulias vespertinas y nocturnas frente a la casa de Barrientos por las cómodas sillas y el agradable ambiente del restaurante de Sancho.
"Lo que rescato de este grupo, en términos generales, es que todos, de acuerdo con nuestras posibilidades de oficios y profesiones, logramos convertirnos en personas de bien, gracias a los valores que nos inculcaron nuestros padres”, expuso Eduardo “Lalo” Acuña, un microbiólogo de carrera.
Respeto, lealtad y responsabilidad
Dos de los elementos que han hecho que este grupo siga vigente son el respeto y la lealtad que se tienen.
“Conforme se acerca la fecha, así crecen los contactos. Nos organizamos con la suficiente anticipación para tener claro que la fecha quedó reservada”, comentó Francis McGuiness.
Eduardo “Negro” Torres estima que la unión que tienen ha estado basada en el respeto y el aprecio que se guardan entre todos.
En los últimos años el grupo ha experimentado un fenómeno de apertura con la incorporación de alguno de sus hijos o amigos más jóvenes con la intención de que permanezca fuerte y vigente dado que son adultos mayores y pueden producirse nuevas bajas.
“Gracias a Dios todos estamos muy bien de salud, pero uno nunca sabe qué puede pasar”, puntualizó Esna.
Luego de seis décadas, la Gang Maracaibo esta tan vigente y sólida como aquel mediodía del 23 de diciembre de 1958 cuando, producto de una mejenga de fútbol y un susto en la playa de Los Baños, nació la fraternidad que ha resistido seis décadas.