Cada año son más las personas que se reportan como desaparecidas en Costa Rica, esto según datos del OIJ.
En 2013 se registraron 796 desaparecidos, mientras que en el 2017 alcanzó la histórica cifra de 2.075, incluso, ya para el primer semestre de este 2018 se registran 1.006, de mantenerse este amargo promedio en el año, estamos a las puertas de cerrar el año con otra cifra por encima de los 2.000 desaparecidos reportados.
La oficina de Planes y Operaciones de la Policía Judicial confirmó que desde el 2013 hasta junio del 2018 se han reportado en total 7.452 desapariciones, en promedio cuatro por día.
La cifra se reduce considerablemente cuando se toma en cuenta los que nunca aparecieron, por ejemplo, de las 796 personas desaparecidas en el 2013, a 35 se las tragó la tierra, nunca más se supo nada de ellas, no aparecieron ni vivos ni muertos.
Mientras que en el 2014, de 742 nunca se volvió a saber algo de 40.
Año | Desaparecidos |
---|---|
2013 | 796 |
2014 | 742 |
2015 | 1.105 |
2016 | 1.728 |
2017 | 2.075 |
2018 | 1.006 |
Total | 7.452 |
San José es la provincia donde más gente se pierde
Desde el 2013 no hay otra provincia que reporte más desapariciones que San José. En total se tienen 2.943 personas reportadas como desaparecidas, Alajuela es el segundo lugar con 1.072, Limón es tercera con 857, le sigue Puntarenas con 748, Cartago con 710, Heredia con 628 y Guanacaste con 494.
El fenómeno de los desaparecidos cambia cuando se analizan los reportes por cantón, el más ha reportado desde el 2013 es central de Limón con 332, seguido de Liberia con 209 y San Isidro del General con 204.
En el central de Alajuela se reportan 144 y en el central de Heredia 101.
Llama la atención el caso de Pavas, que siendo un distrito reporta 179 desapariciones en los últimos cinco años.
De los 7.452 reportes de desaparecidos desde el 2013, hay una amarga realidad y es que 3.669, casi la mitad, corresponde a menores de 18 años, de hecho, entre los 14 y los 18 años no cumplidos, es la mayor cantidad de desaparecidos reportados 2.482.
Otro de los datos que llama la atención es que no se escapa nadie, ni siquiera nuestros abuelitos, el reporte habla de 434 adultos mayores reportados entre los 60 y los 100 años. Entre los 60 y los 69 años es el mayor número, 224.
En el país hay casos muy sonados, sobre todo de niños.
El 4 de agosto de 1989 desapareció una niña de ocho años, Wendolyn Blackshaw García, en Zetillal de Guadalupe.
Durante esta semana hemos tratado este caso en nuestras páginas de La Teja.
Doña María de los Ángeles, mamá de Wendolyn, nos atendió la semana pasada para asegurarnos que su corazón de madre le asegura que su hija, quien hoy tendría 37 años años, está viva.
Otro de los casos que también la gente en las calles recuerda es el de Panchito, Francisco Sánchez Potosme, quien se perdió el 28 de marzo del 2001, a los seis años, cuando regresaba de la escuela La Valencia en San Rafael Abajo de Desamparados. Nunca más se ha sabido de él. Su mamá, Ángela Potosme, asegura que todos días lo recuerda, sobre todo los 12 de octubre, cuando cumple años.
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OIJ investiga todo
Una desaparición no es un delito, pero explican las autoridades, que al investigar cada reporte podría ingresarse en un camino que termina por revelar un delito como homicidio, secuestro, o bien, un asalto con consecuencias fatales.
Desde hace dos años el OIJ creó una unidad totalmente especializada en reportes de desaparecidos.
En esa oficina cada llamada que se recibe o cada denuncia que se interpone personalmente ingresa en un profundo proceso de análisis para aclarar si la persona realmente desapareció, para eso, revisan, si es un adulto, cuentas bancarias, eventuales salidas del país por cielo, mar y tierra, así como el registro de llamadas y mensajes telefónicos, entre otras investigaciones.
En el caso de los menores de 18 años, desde el 2016 el OIJ asumió la tarea de dar las alertas de desapariciones, esto porque en diciembre del 2015 lo hizo el Patronato Nacional de la Infancia (Pani).
El OIJ tomó el toro por los cuernos porque desde mediados del 2015 a principios del 2016, los ticos comenzamos a recibir una cantidad importante de mensajes de texto con reportes que al final no eran desapariciones sino que el menor se fue un par de días, pero luego volvió.
Protocolo para menores
El OIJ aprovechó la creación de la “Ley de Creación del Sistema de Alerta para la Coordinación y Reacción Inmediata entre las Instituciones Públicas y Privadas ante la Desaparición de Personas Menores de Edad".
Fue así como a partir del 2016 se definieron los protocolos para informarle al país cuando un menor desaparece, algo que trabajó y pulió la Comisión Coordinadora Nacional del Sistema de Alerta (Conasa), misma que nació con la nueva ley; el Conasa lo integra el OIJ, PANI, Ministerio de Seguridad, Cruz Roja, Dirección General de Migración y Extranjería, Ministerio de Relaciones Exteriores y el Sistema de Emergencias 9-1-1.
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Ahora cuando entra una llamada reportando un menor desaparecido se lanza una primera alerta a Seguridad Pública, Pani, Migración y Relaciones Exteriores, pero sin decirle nada al pueblo. Una vez que el OIJ confirma que realmente estamos ante una desaparición y se ocupa que todo el país ayude a localizar a ese menor, se lanza la alerta nacional a través de todas las empresas telefónicas y medios de comunicación.
Pero si se trata del caso de un menor de 13 años, todas las instituciones actúan de inmediato sin que se tenga que esperar al análisis del OIJ, el cual siempre se realizará pero ya con la alerta lanzada.