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(Video) Cangrejo Pura Vida sale por primera vez de las profundidades del mar para visitar la UCR

Este crustáceo, único en el mundo, vive a más de mil metros de profundidad en el océano Pacífico

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Cangrejo Pura Vida que vive a más de mil metros de profundidad en el mar está en San Pedro

Por primera vez en la historia un cangrejo muy especial que se descubrió en el 2006, a más de mil metros de profundidad del océano Pacífico tico, salió del mar para visitar la Universidad de Costa Rica (UCR), el crustáceo no viene solo, se vino con siete amigos.

Dos científicos gringos descubrieron hace 12 años al cangrejo Pura Vida (su nombre científico es Kiwa Pura Vida), una especie única en el mundo que solo vive a más de mil metros de profundidad. En este 2018 lo trajeron a la superficie los biólogos marinos de la UCR, Jorge Cortés Núñez y Juan José Alvarado Barrantes.

Los ocho cangrejitos ahora están en uno de los laboratorios del Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (Cimar), de la Universidad de Costa Rica.

Nuestros biólogos marinos realmente están aprendiendo todo sobre este amiguito que es totalmente blanco y peludito; por eso también lo conocen como cangrejo Yeti Pura Vida, por aquello del conocido Yeti, el abominable hombre de las nieves del que cuentan leyendas de espanto en los nevados Himalayas.

El biólogo tico, Jorge Cortés Núñez, junto a un colega gringo antitos de montarse en Alvin, el submarino con que se visitan las profunidades del mar tico. Cortesía del Whoods Hole Institute. (Cortesía Cimar)

Explican los biólogos Cortés y Alvarado que no tienen ni la más mínima idea de sus horarios de comida, de cuándo y cómo descansan, de cómo es que se comportan despiertos, en fin, no se sabe nada de ellos porque es la primera vez que se traen a la superficie para estudiarlos con buen detalle.

Lo que sí hicieron muy bien en el laboratorio fue alistarles un ambiente prácticamente idéntico al que viven en las profundidades de nuestro océano, los tienen en aguas que están a 4 grados de temperatura (el fondo del mar es bien frío, incluso llega a los cero grados) y les agregan químico similares a los que producen las filtraciones de gas metano del fondo del mar.

Los científicos tenían muy claro que al estudiar las filtraciones de gas metano a través de las fisuras del suelo marino, se iban a encontrar al Yeti, por eso iban bien preparados para traerse unos cuantos y estudiarlos bien de cerquita.

“Es poco lo que podemos decir porque no sabemos nada. Ese es el objetivo principal de traerlo desde el fondo del mar, aprender lo más que podamos del Pura Vida, dejar de saber que existe y comenzar a entenderlo mejor”, afirmó Alvarado, quien reconoció que ni siquiera saben en qué horarios comen o cada cuanto lo hacen.

Este es Alvin, el submarino que se usó para visitar el fondo del mar, pesa 20 toneladas, la esfera es de titaneo y tiene cinco ventanas que son de cuarzo puro. En cada visita al fondo del mar pueden ir solo tres personas, el que lo maneja y dos científicos. Cortesía del Whoods Hole Institute. (Cortesía Cimar)

Científicos ticos a cachete

A nuestro exclusivo amiguito lo vieron, una vez más, un grupo de investigadores en Biología, Microbiología y otras disciplinas de nuestro país y Estados Unidos que zarpó a mediados de octubre pasado en la expedición llamada “Roc Hits”.

La expedición la pagó totalmente el Centro de Investigaciones Oceanográficas de Estados Unidos y la Universidad Temple de Pensilvania se metieron al mar por el lado de Parrita en Quepos porque presenta una gran diversidad biológica.

Los investigadores gringos montaron a los dos biólogos ticos, para que entendamos bien, bajo el sistema todo incluido, o sea, los investigadores de la UCR iban a cachete y sin pagar un cinco, de hecho, la investigación tuvo un costo diario de 75 mil dólares (unos 47 millones de colones diarios) algo impagable en Tiquicia, por eso fue de tanto provecho para los nacionales.

El Atlantis es el barco en que la expedición de científicos ticos y gringos le rascaron la panza a nuestro fondo marino. Cortesía del Whoods Hole Institute. (Cortesía Cimar)

Según explicó el Cortés, el 92 % del área que abarca Costa Rica está bajo el agua. Más de la mitad de este territorio se encuentra por debajo de los 2.500 metros de profundidad. Estas regiones profundas de Costa Rica, sobre todo en la costa pacífica, incluyen filtraciones de metano, montañas submarinas, una larga cordillera submarina, extensas planicies y la última sección de la trinchera mesoamericana.

Esta anémona se encuentra a más de mil metros de profundidad. Cortesía del Whoods Hole Institute. (Cortesía Cimar)

Tanta biodiversidad ha llamado la atención de expertos tanto nacionales como internacionales para explorar las áreas más profundas de las aguas costarricenses.

En la expedición se estudiaron los montes submarinos ubicados entre Herradura y el parque Marino Ballena, para conocer más sobre el aprovechamiento de algunas especies de la emisión de metano que se dan en el lugar, así como la extraordinaria variedad de vida en el fondo marino.

Gracias al submarino Alvin se lograron fotografías de estos cangrejos sobre esponjas. Cortesía del Whoods Hole Institute. (Cortesía Cimar)

“Se está estudiando un fenómeno muy poco conocido. Hay zonas donde sale metano de los sedimentos, bacterias que usan ese metano y animales que usan esas bacterias; es decir, esas bacterias convierten el metano en alimento que es posteriormente utilizado por los animales, formando una cadena (de vida submarina única)”, explicó Cortés.

Los expertos se embarcaron desde el 16 de octubre y volvieron a tierra firme el 7 de noviembre.

Los especialistas viajaron en el barco Atlantis, que transporta al submarino Alvin, un buque utilizado para la investigación de regiones marinas profundas. Este submarino se sumergió por primera vez en 1964, puede transportar a tres tripulantes y recorrer hasta 4.500 metros de profundidad.

Cada vez que bajaban a la profundidad del mar en Alvin tardaban ocho horas investigando y volvían a cubierta.

La gira de este 2018 es la cuarta de ese tipo que se realiza en la costa del Pacífico en diez años.

A pesar de la gran oscuridad, el fondo marino tico es muy vivo y está cargado de colores, que lo diga este amigo rojo. Cortesía del Whoods Hole Institute. (Cortesía Cimar)
Eduardo Vega

Eduardo Vega

Periodista desde 1994. Bachiller en Análisis de Sistemas de la Universidad Federada y egresado del posgrado en Comunicación de la UCR. Periodista del Año de La Teja en el 2017. Cubrió la Copa del Mundo Sub-20 de la FIFA en el 2001 en Argentina; la Copa del Mundo Mayor de la FIFA del 2010 en Sudáfrica; Copa de Oro en el 2007.

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