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Brumoso se enamoró y se casó con dominicana a la que nunca ha visto en persona

Don Eliécer Álvarez espera que su esposa arribe a Costa Rica esta semana

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Don Eliércer Álvarez solo ha visto por el celular a su esposa. Foto Shirley Sandí.

Don Eliécer Álvarez estampó la firma para casarse con su amada Eugenia Evangelina Malave Polanco el pasado 19 de julio pasado, sin siquiera haberle dado un beso. Es más, al día de hoy, aún no la conoce en persona.

Este vecino de Cartago, conoció a Eugenia Evangelina mediante Facebook y así se enamoraron, a pura foto y video. Ella es dominicana.

Don Eliércer acostumbraba publicar mensajes cristianos en video en su Facebook y uno de ellos llegó a parar al muro de Eugenia. Ella lo abrió, lo vio, le llamó mucho la atención y le dio me gusta. Luego siguió dándole “like” a todo lo que publicaba don Eliécer.

Días después le puso un comentario que decía que tenía muy bonita voz y luego se atrevió a escribirle que estaba “guapo”.

Ella es Eugenia Evangelina Malave, la esposa de don Eliércer. Foto cortesía.

Y fue así como Cupido comenzó a hacer su trabajo mediante esta conocida red social.

Los coqueteos siguieron posteriormente por WhatsApp. De los “me gusta” pasaron a audios, videos y llamaditas.

Fue en setiembre del año pasado, cuando la tormenta Nate estaba pasando con fuerza por nuestro territorio, que la relación se intensificó, pues un día ambos pasaron conectados desde las 6 p.m. hasta las 6 a.m. Ese día, un miércoles, ella le dijo: “Voy a permanecer contigo para pasar esto juntos, no te dejaré solo”. Ese fue el sello que dio por iniciada su relación de tortolitos.

Don Eliécer asegura que las circunstancias se fueron acomodando para que estuvieran juntos y la llamita se encendiera, pues los dos tenían interés en rehacer sus vidas amorosas.

Él es divorciado y tiene 60 años. Ella también es divorciada, sin hijos y tiene 52 años.

“Esto es un propósito de Dios. Primero fue amistad, no había un interés físico, pero luego me fue interesando. Ella es creyente, le canta al Señor Jesucristo y eso me encanta”, comentó Álvarez, quien vende joyería a domicilio.

Locura de amor

Estar a 1.700 kilómetros de distancia y nunca haberse visto en persona, ha ocasionado que familiares y amigos le hayan advertido a don Eliécer que estaba cometiendo una locura al firmar el matrimonio antes de conocerla.

Este comerciante acepta que la decisión de soltar la chayotera se dio porque era la única manera de que su amada entrara a Costa Rica para estar con él, ya que ella no tiene trabajo en la actualidad y uno de los requisitos para obtener la visa es presentar una constancia de seguro.

Esto es lo más cerca que han estado. Foto cortesía.

Fue así como, luego de hablar con amigos abogados, don Eliécer se amparó en lo que dice el artículo 30 del Código de Familia, el cual estipula que el matrimonio puede celebrarse aunque las personas se encuentran en lugares distintos, pues se realiza por medio de un apoderado con poder especialísimo.

Ya con la ley de su lado, este cartago preparó todos los documentos y le dio bimba al matrimonio. Se consiguió dos testigos, el apoderado y listo. Un “hermano en la fe” de este tico se prestó para ser ese apoderado y firmar en nombre de su amada.

Claro, el asunto no fue tan sencillo en el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), ahí el trámite duró unos dos meses mientras corroboraban que todo estuviera en orden y que se realizó con legitimidad.

Ya superado este escollo, don Eliécer tiene en sus manos la certificación del TSE que hace constar que ambos son marido y mujer y ya la mandó a República Dominicana para que su esposa la presente al consulado y le den rapidito el aval para venir a Tiquicia, pues oficialmente ya tiene residencia acá.

Una vez juntos, planean realizar una ceremonia de matrimonio con todas las de ley, en una iglesia y ambos vestidos de blanco.

Certificación del TSE que hace constar el matrimonio Álvarez- Malave. Foto Shirley Sandí. (ssandi2000)

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