Monseñor José Manuel Garita, obispo de Ciudad Quesada, no ocultó la alegría que le generó compartir con la familia Solís Pleitez, compuesta por siete miembros, y con la cual almorzó el pasado domingo 18 de noviembre, cuando la Iglesia católica celebró en el mundo entero la II Jornada Mundial de los Pobres.
“Hemos compartido el almuerzo, aceptando la invitación del papa (Francisco) de acercarnos para compartir con los más pobres. Tenemos que dar y ayudar, pero también tenemos que aprender a compartir nuestro tiempo con estas personas, para darles un momento de alegría a los más necesitados”.
Llamado del papa
El papa Francisco, hace dos semanas, invitó a tres mil pobres a comer en el Vaticano. Ya es el segundo año que el sumo pontífice comparte la comida con gente que la ve horrible para lograr las tres comidas diarias, razón por la cual se creó esta jornada de solidaridad como un acto importante del Año de la Misericordia.
LEA MÁS: A ponerse con Dios: Una obra llena de esperanza a Limón
“El grito de los pobres es cada día más fuerte, pero también es el menos escuchado, ya que es sofocado por el estruendo de unos pocos ricos, que son cada vez menos, pero más ricos”, dijo el papa durante la última celebración.
En Ciudad Quesada, monseñor Garita motivó a los fieles a participar mediante el lema “Escucha a los pobres como lo hace el Señor” para que mostraran gestos de cercanía con los más necesitados.
Durante una semana recogieron comida en las parroquias para compartir con las familias que menos tienen. Esto, aparte de la acción pastoral de atender a las familias más necesitadas, actividad que realizan todos los meses en las parroquias.
El jueves 15 de noviembre, las parroquias celebraron una Hora Santa, para ofrecer la Jornada Mundial de los Pobres en oración. Y el 18, el domingo, el obispo, los sacerdotes y los servidores de la iglesia, compartieron un almuerzo con familias pobres.
Darse a sí mismo
LEA MÁS: A ponerse con Dios: Tres músicos ticos alegrarán oído del papa Francisco
En el caso de monseñor, él visitó a la familia Solís Pleitez, junto con el padre Geison Ortiz, en la urbanización La Abundancia. Este grupo tiene siete miembros, aunque a la hora del almuerzo solo había cinco.
“La familia se mostró muy agradecida por habernos acercado, sobre todo los niños. Sin duda, que esta experiencia nos debe motivar, para repetir estas acciones lo más posible, sobre todo con los más necesitados”, dijo monseñor, que es también cura párroco de la parroquia Catedral de Ciudad Quesada.
LEA MÁS: A ponerse con Dios: Pastores venezolanos les dan una mano a los matrimonios
En la parroquia de Guatuso, en la comunidad de El Edén, se vieron situaciones de extrema pobreza. El padre Rogelio Manchong Machore (párroco), junto al padre Greivin Chaverri Jenkins (vicario), llegaron a compartir con la familia Hurtado López, donde hay cuatro niños y tres adulto.
También los fieles
Igualmente, en la parroquia de Boca Arenal, no solamente la animación del sacerdote Abraham Abarca fue importante, sino también las acciones de distintos laicos que compartieron una comida. Por ejemplo, en la filial de Muelle, más de diez familias fueron atendidas por los laicos que decidieron responder a este importante llamado.
LEA MÁS: A ponerse con Dios: Sacerdote tiene su propia oveja
En la parroquia de Monterrey, su cura párroco el padre Omar Solís, se hizo acompañar del sacerdote García Canto para sentarse a la mesa con los más necesitados, escucharlos y llevarles el mensaje de Cristo. Ellos visitaron a la familia López García.