Un indonesio de 18 años sobrevivió 7 semanas a la deriva en el océano Pacífico después de que su balsa perdiera sus amarres y fuera arrastrada a través del mar a 2,500 kilómetros, relató su familia este lunes 24 de setiembre.
Parece una historia de una película de Hollywood, pero es de la vida real y lo vivió Aldi Novel Adilang. Todo comenzó a mediados de julio mientras trabajaba solo sobre una balsa de pesca que contaba con un techito hecho de la misma madera de que esta hecha la balsa
Adilang estaba encargado de mantener las lámparas de la balsa encendidas para atraer a los peces, y cada semana su empleador le traía agua, comida, combustible y otros suministros.
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La balsa, anclada a 125 kilómetros de la isla indonesia de Célebes, no contaba con remos ni motor y quedó a la merced de las olas después de que fuertes vientos la zafaran de sus amarres y la arrastraran hasta las cercanías de la isla Guam, en donde fue encontrado.
“Su jefe dijo a mi marido que había desaparecido”, explicó la madre de Adilang. “Así que pusimos nuestra confianza en Dios y rezamos mucho”.
Las reservas del joven le duraron pocos días y logró sobrevivir pescando, indicó al periódico Jakarta Post la cónsul indonesia de Osaka -ciudad japonesa cercana a Guam-, quien supervisó su regreso a Indonesia.
De acuerdo con el periódico, Adilang empezó a "utilizar la madera del cobertizo para encender fogatas y cocinar", después de que se le agotara el combustible.
El joven náufrago también bebió a sorbos agua de mar filtrada por su ropa.
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Alrededor de una decena de barcos pasaron cerca de la balsa del joven sin detectarla, hasta que un navío panameño en dirección de Japón lo rescató el 31 de agosto.
Adilang, el más joven cuatro hijos, volvió a su hogar en septiembre y se encuentra en buen estado de salud.
“Ya esta en casa y cumplirá 19 años el 30 de septiembre”, dijo su madre, quien agrego: “vamos a celebrarlo”.
En 2014 se encontró a un náufrago salvadoreño quien aseguró haber sobrevivido más de un año a la deriva en el océano Pacífico alimentándose de aves y pescados crudos y bebiendo sangre de tortuga y su propia orina.
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El relato del pescador José Salvador Alvarenga, quien iba acompañado de otro pescador mexicano que falleció, ha sido objeto de dudas y suscitado el interés de documentalistas y cineastas.