La caravana de migrantes, en su mayoría hondureños, reinició la madrugada de este jueves su camino a Ciudad de México y lo hizo por una peligrosa ruta del este de ese país, que pasa por el estado de Veracruz, donde opera el crimen organizado, así lo constató la agencia AFP.
Inicialmente, el grupo tenía programado salir del municipio de Juchitán, en el estado de Oaxaca, rumbo a la capital mexicana, atravesando esa demarcación y la de Puebla, pero es peligroso hacerlo caminando.
“La ruta que teníamos dispuesta la teníamos que recorrer en autobuses porque es muy larga, porque es muy angosta y eso implica peligrosidad”, explicó este miércoles Gina Garibo, una de las voceras de la organización Pueblos Sin Frontera.
Algunos empresarios habían puesto a disposición de la caravana 71 autobuses, pero en el último minuto 56 fueron retirados.
“El gobierno federal ha estado presionando a varios empresarios para que no nos apoyen con medios de transporte, básicamente nos están obligando a que sigamos caminando y haciéndolo así es más corto por el estado de Veracruz”, añadió Garibo.
Veracruz tiene “una altísimo riesgo de violencia a manos del crimen organizado”, añadió.
Durante las primeras horas del jueves, algunos migrantes se molestaron al ver que retomaban la carretera por la que llegaron a Juchitán para dirigirse al municipio de Matías Romero Avendaño, en Oaxaca, lo que les demandará una caminata de unas 12 horas.
“Me parece absurdo porque para qué caminar para atrás, mejor caminar para adelante”, comentó Elvin Troches.
“Para mí no está bueno porque en lugar de ir para adelante vamos para atrás”, dijo a su vez Elsa Marina Romero, de Guatemala.
La caravana, que partió el 13 de octubre de Honduras, se dirige a Ciudad de México donde pedirán al gobierno documentos para poder transitar hasta la frontera con Estados Unidos.
Pero el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con movilizar hasta 15.000 efectivos a la frontera con México para impedirles el paso.
Una segunda caravana de migrantes centroamericanos cruzó a México el lunes y sus cerca de 2.000 integrantes se encontraban en Huixtla, Chiapas, mientras otros 2.000, en su mayoría salvadoreños, llegaron a Guatemala con el mismo propósito de ingresar a Estados Unidos, ante la violencia de las pandillas y el desempleo en sus países de origen.