El Deportivo Saprissa fichó a Jonathan Martínez para el Clausura 2019 y de este modo recuperaron un talento que habían dejado ir cuando el futbolista era apenas un niño en busca de oportunidades.
El volante de 20 años de edad y 1,71 metros de estatura, volvió a la Cueva y la tercera parece ser la vencida para un jugador oriundo del cantón de Talamanca y que llega con la experiencia de dos mundiales menores (sub-17 de Chile en el 2015 y sub-20 en Corea del Sur en el 2017), los Juegos Centroamericanos Nicaragua 2017 y Juegos Centroamericanos y del Caribe Colombia 2018.
Don José Martínez, padre del jugador saprissista, recordó aquellos años en los que su hijo menor tuvo chance de vestir la camiseta del Monstruo pero no se dio.
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“Él empezó en la escuela Adventista y, después de que salió, pasó al colegio Deportivo de Limón, pensando en que fuera a crecer porque ahí desarrollan a los estudiantes. Estando ahí, el profesor de educación física lo llevó a la selección regional y ahí lo vieron de la Fedefútbol, hablaron con nosotros y Jonathan decidió irse (a San José). Vino a la meseta central con doce años, estuvo un año sin equipo, solo con la selección, pero después le dijeron que tenía que buscar un club y así apareció Carmelita", contó don José
"Antes de todo eso, Saprissa me había hablado para que él llegara al equipo. De hecho fue a hacer unas pruebas a Saprissa en ese entonces, antes de conseguir otro club, pero no se sintió bien en el equipo y con los compañeros, entonces me dijo que prefería Carmelita”, agregó el orgulloso padre.
Esa fue la primera vez que se le escapó a los tibaseños.
La segunda se dio tras la participación de Jonathan en la Copa del Mundo juvenil en territorio chileno. Esa vez fue don José el que recibió a los dirigentes morados, pero no se llegó a un acuerdo y siguió vestido con los colores de la barriada.
“Pensamos que no era el tiempo de que llegara a Saprissa, ya sabíamos que el equipo tenía algún sentimiento hacia él (risas), pero era un tema de estrategia para que llegara más rápido a la primera con Carmelita. Fue la astucia que usamos, ya mi familia sabía que en algún momento se iba a dar con Saprissa", confesó.
Familia aventurera
Desde el momento en que Jonathan decide dejar el Caribe, la vida de la familia Martínez Solano cambió por completo y demostraron que todos tienen un espíritu valiente y aventurero.
“Para mí como padre y para mi esposa, fueron momentos duros, porque no es fácil dejar ir a un hijo a la edad de doce años, para irse donde no conocía a nadie. Tenía que aprender a moverse en la ciudad porque no tenía esa experiencia. Eran sentimientos encontrados para nosotros como padres, para todos fue difícil, pero ahora es una alegría que firmara con Saprissa”, comentó don José, quien llegó a la presentación oficial de su hijo junto a su esposa y mamá del jugador, doña Yanira.
Pero don José y doña Yanira no aguantaron mucho sin su pequeño Jonathan y decidieron dejar todo en Talamanca, se despidieron de su pueblo Puerto Viejo, para vivir junto a él en Alajuela. Eso fue hace seis años.
En la Gran Área Metropolitana también vivía su hijo mayor, Michael, que estaba en la Universidad Adventista de Centroamérica, aunque se veían muy poco porque tenían que ponerle bonito para salir adelante.
“Un día hicimos maletas y nos vinimos todos para Alajuela (risas), fue una forma de arriesgar porque no conocía a nadie, así que era una experiencia nueva para la familia. Yo dejé mi trabajo, mi estilo de vida por venirme a apoyarlos a ellos dos, lo dejamos todo e iniciamos de cero en Alajuela, por dicha logramos levantarnos y ahora estamos muy bien y felices", contó el papa del refuerzo morado.