El Vicenza Virtus, un modesto club italiano de la tercera división de su país, se ha visto envuelto en una polémica porque Renzo Rosso, empresario de moda y dueño del equipo, puso a muchachitas en minifalda como juntabolas.
Las jóvenes, que cuentan entre 15 y 16 años y son jugadoras de voleibol, han sustituido de esta manera a las niños o jóvenes que se acostumbran.
Las muchachas han tenido que soportar comentarios pasados de tono en los partidos y también en redes sociales, por parte de hombres que solo ven cuerpos sexualizados en lugar de mujeres, que además en este caso son menores de edad.
La Asociación Nacional de Atletas en Italia ha repudiado esta medida y ha llamado a la Federación Italiana de Fútbol mostrándose tajante e instando al máximo organismo futbolístico de Italia a que acabe con un “indigno espectáculo de sexualización de menores”.
Para la Asociación de Atletas, más allá de entrar en un debate sobre el sexismo, lo que es evidente es que no se puede tolerar en pleno 2018 que un empresario rico y famoso sea dueño de un club de fútbol y exhiba a mujeres, que además son menores de edad, como si fuesen objetos que sexualizar.
Aseguran que esta actitud es claramente reprobable y debe recibir el rechazo de los principales estamentos del fútbol italiano. El machismo en un país como Italia, al igual que la homofobia, sigue siendo un problema muy grande y debe ser combatido desde la base, cortando de raíz comportamientos como el que ha tenido Rosso colocando a estas adolescentes en shorts en los partidos de su equipo.
Rosso es dueño de la firma de ropa Diesel, marca que aparecía en el top de las chicas. Muchos denuncian en Italia el sexismo de la iniciativa con el agravante además de que se tratan de jóvenes de 16 años.
Las chicas son parte del equipo sub 16 del club de voleibol Anthea Vicenza Volley.
El revuelo ha sido tal que tanto el club de fútbol como el de voleibol se han tenido que explicar.
Así, desde el primero se asegura que el objetivo era “colaborar con la visibilidad del deporte femenino” y que el vestuario de las chicas responde es el “utilizado habitualmente en la vida cotidiana de los adolescentes”.
Mientras, desde el equipo de voleibol se lamentan por la repercusión de la iniciativa en los medios y se muestran “convecidos de la bondad de la iniciativa cuyo espíritu no es otro que promover los lazos entre dos disciplinas alejadas por su tipología de juego y su afición”.
El Virtus Vicenza, que por el calendario no ha vuelto a jugar en su estadio desde que puso en práctica esta iniciativa, ha anunciado que toma nota de las quejas de cara a futuros partidos.