El octavo penal de la serie entre Alajuelense y San Carlos este miércoles desató la locura en el estadio Alejandro Morera Soto, cuando los fiebres vieron la pecosa en el fondo de las redes, la emoción era total y en el medio del área con un puño al aire y un grito de satisfacción celebraba su anotador, Allen Guevara.
Las coincidencias del fútbol pusieron al Cusuco de cara al remate que le podía dar el pase a la fase final a los rojinegros, el mismo día que el equipo en el que juega desde hace nueve años le realizó un homenaje por llegar a 300 partidos con el club, como si fuera necesario hacerle la mejenga más especial.
Patrick Pemberton acababa de detener su tercer penal de la tanda y si el liberiano vencía a Marco Madrigal desde los once pasos la ilusión de la 30 seguiría viva, todo eso y más Guevara lo sabía de memoria mientras caminaba hacia la pecosa.
“Cuando estaba en la tanda de penales y cada uno de mis compañeros iba lanzando, yo iba estudiando al portero (Marco Madrigal), los movimientos que hacia. Cuando me tocó a mí yo iba seguro hacia donde iba a patear, no dudé en ningún momento”, nos contó este jueves el Cusuco más tranquilo de lo que fue la locura del miércoles.
“Mientras iba caminando hacia el balón pensaba en muchas cosas, en mi hijo (Ignacio) que estaba con mi esposa (María Fernanda Arias) arriba en la gradería que estaban sufriendo, en mis papás que estaban viéndolo por tele, sentía mucha responsabilidad y presión, estaba toda la afición atenta de lo que iba a hacer, era un momento de mucha importancia”, agregó.
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El remate fue a la derecha del marco, engañando por completo a Madrigal que se fue al otro lado, quien durante el partido demostró ser un buen penalero al atajarle uno a Jonathan McDonald durante el partido y otro a Kenner Gutiérrez en la ronda desde los once pasos.
En años y series pasadas, Guevara pateó penales, pero pocos habían tenido todos los elementos que se conjugaron en la noche de este miércoles.
“Fue un momento muy difícil, cuando íbamos ganando siento que teníamos el control del partido, ellos no habían tenido una muy clara hasta el penal que cometió Miranda, con eso uno empezó a pensar en todo lo que ha vivido en estos cinco años que han sido negativos para el club. Cuando llega ese momento final cada uno sabe la responsabilidad que tiene y que se juega toda la pretemporada y el torneo”, destacó.
Desde la fase regular la directiva eriza le había avisado al Cusuco que en su partido 300 con el club le rendiría un homenaje, el que vivió junto a su familia, tanto así que Nachito, el hijo pequeño de Allen hizo el saque de honor en su lugar, un patadón que luego le comentó emocionado al tata.
“Para mí fue una noche muy especial, no todos son privilegiados en que le hagan un homenaje así, fue un lindo gesto de parte de la directiva, me motivó muchísimo, es algo que cuenta en grande, recibir todo ese cariño, tuve la responsabilidad de anotar el penal definitivo, fue un día muy bueno para mí”.
“En la Liga he pasado momentos muy distintos, cuando recién llegué fui campeón, es un sentimiento increíble, pero el de ayer fue totalmente distinto con todo lo que pasó, cuando anoté el penal sentí algo que nunca había experimentado en mi vida y hasta las lágrimas se me salieron", destacó el volante ofensivo.
Con el pasar del tiempo, Guevara ya no es un jugador más en la Liga, pocos pueden rajar de llevar casi una década en un equipo de alta exigencia y en este torneo ha vivido todo un reverdecer de sus mejores épocas.
Según los datos de la página de la Unafut, este torneo lleva 1803 minutos en 23 partidos, en los que marcó dos goles. En el Apertura 2018 solo Porfirio López, Cristhoper Meneses y Alex López han jugado más que él.
“He pasado de todo, momentos bonitos, momentos difíciles, la Liga ha sido parte importante de mi vida, gracias a que estoy acá puedo decir que tengo muchos títulos, una familia, acá conocí a mi esposa, tuve un hijo, para mí la Liga representa toda mi vida", comentó un jugador que afirma sangrar rojinegro y apunta a un triunfo más en el equipo de sus amores.