Jorge Luis Pinto dijo que entre más bravo sea el toro mejor es la corrida, sin duda este domingo en el estadio Ricardo Saprissa fue una de las mejores corridas del Apertura, pero los morados no terminaron con buena cara porque San Carlos sacó la faena al obtener un empate (3-3), o sea, el Monstruo suma ya tres partidos sin victoria.
De los últimos nueve puntos disputados, el equipo de Vladimir Quesada (que vio el juego en el palco porque está sancionado) apenas se ha echado a la bolsa tres. Después de ser líder sobrado, hasta con colchón de puntos, el Monstruo ahora le reza a los dioses del fútbol para que Alajuelense también deje puntos y no se les despegue más de la cuenta.
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Sin duda alguna fue un mejengón la que disputaron morados y sancarleños, los aficionados vieron un gran espectáculo, dándolo todo por una victoria. Al final la igualdad parece el resultado más justo.
Pasó de todo en la Cueva, Álvaro Saborío regresó al lugar que lo vio nacer como futbolista y no se guardó nada, aunque sacó un rótulo de “Gracias” para la afición, fue el encargado de sentenciar el empate cuando el Sapri parecía tener el triunfo en el bolsillo. Además, el drama que vivió Jairo Arrieta durante los 60 minutos que jugó es digno de un libro, porque en un principio parecía querer arrancarse el pelo del colerón porque no podía hacer goles, pero después rompió su mala racha y festejó por partida doble.
También Marco Julián Mena se jugó un partidazo, salió con doblete, y ni que decir de dos errores del portero saprissita Kevin Briceño que le llenaron el saco de goles.
Desde el pitazo inicial de Hugo Cruz estaba claro que nadie se podía levantar ni al baño porque estaba buena la cosa y se podían perder de mucho. Y los que llegaron tarde salados porque al minuto 9 cayó el primer golcito para Saprissa.
Michael Barrantes se bailó a un norteño, centró perfectamente de zurda y la bola bajó justamente donde estaba Jaikel Medina sin marca, por lo que ni lerdo ni perezoso sacudió las redes para el 1-0.
La alegría solo duró tres minutos, porque Kevin Briceño se equivocó en el saque, se la dio demasiado comprometida a Barrantes, quien se enredó y se la puso a Ismael “Chucky”Gómez, que se la puso en bandeja de plata a Marco Julián, que no perdonó para empatar.
Realmente ni pestañear se podía, al minuto 24 Cruz pitó un penal que nunca existió, porque la bola no le pegó en la mano a Reggy Rivera en un remate de Arrieta, pero fue una jugada rapidísima y el árbitro central se embarcó.
Jairo sonrió, según él esta era la oportunidad de cortar su racha de 166 días sin anotar, agarró la pecosa, se cuadró, pero lo botó. Marco Madrigal se lanzó perfectamente y desvió el balón lo suficiente para que pegara en el palo y saliera.
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El Pamperito volvió a perdonar al 36′, cuando Christian Bolaños lo dejó solo contra Madrigal, pero la pegó en el palo.
La bronca para los de casa fue que antes de irse al descanso, justamente al 45′, Mena le dio clases de definición a Jairo, porque recibió otro pase mortal de Chucky y no perdonó, aunque Luis José Hernández llegó a estorbarle.
Juegazo
Las revoluciones no bajaron en la segunda parte, al 47′ Briceño tuvo que fajarse para negarle el gol a Saborío, quien entró por derecha con gran ventaja,
Y, como dice el dicho, “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”, Jairo por fin metió una al 51′ y se desahogó, gracias a un pase rastrero de Hernández desde la izquierda, que nadie tapó, la bola le llegó apenas para meterle la punta del zapato anticipando a José David Sánchez.
Y como era tanta la sequía, era mejor anotar por partida doble. El Pamperito volvió a clavarla al 58′, tras un gran pase de Johan Venegas de nuevo le volvió a ganar a Sánchez el duelo. Esta vez fusiló de derecha y se la pasó por debajo de las piernas a Marco.
La fiesta en la Cueva la paró Saborío cuando cuatro minutos después sentenció el 3-3, aprovechando un fallo de Briceño que salió a cazar mariposas, le ganó el cuerpo a cuerpo a Heiner Mora y la mandó con su pie derecho hasta el fondo.
En la última de peligro de San Carlos, Sabo pegó un balón con la zurda y casi mete al portero saprissista con todo y bola dentro del marco.