Karlina Brenes es madre de cuatro hijos que trajo al mundo; sin embargo, desde el pasado 1 de setiembre se convirtió en la mamá adoptiva de 25 más.
Este manuda de hueso colorado trabaja con el cuadro rojinegro desde hace casi 4 años preparando el almuerzo para los jugadores del primer equipo y del alto rendimiento cuando tienen dos sesiones de entrenamiento por día y no les da chance de ir hasta sus casas a comer.
Gracias a su buena cuchara en la Liga le ofrecieron irse a vivir a una casa en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) en Turrúcares, a la parcita de la residencia donde viven los 25 jóvenes que trabajan duro para convertirse en futbolistas profesionales,.
Karlina se encarga de tenerlos a cachete, les cocina, lava la ropa y los cuida.
“En el Centro de Alto Rendimiento tengo un mes viviendo, pero con el proyecto tengo más tiempo, casi 4 años porque les doy alimentación a los jugadores de la Primera División y del alto rendimiento”, indica la agradable señora.
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Tener que alimentar a tantos muchachos la obliga a empezar las labores cuando el sol apenas se asoma.
"Mi día empieza desde las 5:30 de la mañana con los jugadores que se van a entrenar al alto rendimiento. Luego, a los que entrenan por la tarde les doy desayuno de 6:30 a.m. a 7:30 a.m.
“Empezamos a preparar el almuerzo tipo 10 de la mañana, almuerzan de mediodía a 1:30 p.m. e igualmente en la noche, de 7 p.m. a 8:30 p.m. (es la cena). Es una jornada bastante amplia, de mucho trabajo porque hay que hacer el aseo y preparar los alimentos”, indicó doña Karlina.
Brenes tiene una persona que le ayuda porque también hay que lavarles la ropa, cada jugador se encarga de aplancharla y deben lavar su plato después de comer, además de mantener limpio el lugar donde viven.
La aficionada rojinegra agregó que los muchachos tienen reglas que cumplir, como respetar los horarios de las comidas, tender la cama y el que llega un minuto tarde después de la hora establecida para comer se queda con hambre.
“Es que deben respetar los horarios, es parte de la disciplina del jugador. A las 10 de la noche se les quita la luz, deben respetar a los que madrugan y deben dormir temprano”, insistió esta empunchada señora.
Para salir del lugar, deben llenar una boleta que ve directamente con Agustín Lleida, encargado de todo el proyecto de liga menor, y a Brenes le informan para que prepare menos comida si es que no van a comer ahí.
"Dos jugadores por día deben mantener el orden (luego de que doña Karlina limpia de 8 a.m. a 9 a.m.), el que no cumple con eso, no sale le fin de semana como una norma de disciplina”, contó Brenes, quien aseguró que todos son muy empunchados y hasta el momento ningún cachorro ha fallado.
La casa donde vive Brenes se la dio la Liga, ahí vive con dos de sus hijos porque los otros ya dejaron el nido.
La mamá leona asegura que se llega a encariñar mucho con los muchachos y que como es la única figura materna que tienen cerca le toca ser sicóloga, doctora, aconsejarlos y regañarlos cuando lo amerita.
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Cuenta que son respetuosos, vienen con un objetivo claro y se les nota las ganas de alcanzar los sueños.
Brenes dice estar encantada con la labor y su recompensa es ver las caras de felicidad de sus cachorros, con los que no ha tenido problemas con la comida que les prepara porque comen de todo.
“Más bien se quieren comer el plato”, contó sonriente.
“Con uno de los tantos jugadores que tengo llegue a jugar en la primera división mi trabajo estaría más que recompensado con eso”, dijo ilusionada esta manuda.