José Andrés Quirós es de Esparza, Puntarenas, lleva año y medio en la Liga y desde hace un mes vive en el Centro de Alto Rendimiento (CAR) en Turrúcares de Alajuela, muy lejos de su familia.
Él, al igual que 24 muchachos más, entrenan a diario, cumplen con ir al colegio, tener ordenado la casa donde viven, mientras que el club rojinegro les facilita alimentación, dormida y hasta el cuido, gracias a una familia que vive a la par.
El precio a pagar es dejar sus hogares, los chineos y cuidados de sus papás y hermanos, todo con tal de cumplir el sueño de debutar en la primera división y si la cosa sale muy bien, llegar un día a la Tricolor y jugar en Europa.
“Son cuestiones muy diferentes, uno pensaba y le daba miedo (irse a vivir solo), pero sinceramente se han vivido cosas muy divertidas. Uno no está acostumbrado a vivir sin su familia y a la hora de convivir día a día con compañeros diferentes y personas que uno no conocía debe adaptarse”, indicó José Andrés Quirós, de 16 años.
Quirós sacará el bachillerato este año en el Colegio Redendorista de Alajuela, cuenta que sus papás siempre le inculcaron estudiar y, ahora, al vivir sin ellos es su responsabilidad meterle ganas al entrenamiento y también al estudio.
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“La vida es solo una y hay que aprovecharla al máximo, darle con todo, con mucha disciplina y el que quiere, puede”, agregó el defensa central.
Manuel Andrés Flores es de San Blas, Carrillo, Guanacaste y con la Liga está desde hace más de dos meses. Él tiene 15 años y es estudiante en línea en un colegio bilingüe.
“Me va muy bien, mis papás me inculcaron desde pequeño el estudio. Intento llevar todo en un balance: el estudio, el fútbol, la familia y Dios”, reveló el guanascateco.
Al vivir con otros 24 muchachos dice que todo ha sido bueno porque son humildes y grandes personas, todos aprenden a diario juntos.
“Ya tengo como un mes de no ver a mis papás, hasta que haya libre o termine el torneo los veo o ellos vienen. Hablamos a diario”, añadió el volante del equipo sub-15 de los rojinegros.
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Hay otros casos como el de José Fabricio Jiménez, vecino de Colorado de Abangares, quien llegó el 2 de octubre a hacer una prueba de tres días porque el visor de la zona lo envió.
“No siento presión, la verdad es que estoy tranquilo. Mi familia me dijo que le pusiera, que era un bonita oportunidad”, indicó el delantero, de 14 años, del equipo de Jicaral.
El hecho de que su colegio, el Liceo Colorado estaba en huelga por el plan fiscal, le facilitó el poder venir hasta Turrúcares a probarse.
“Mis papás me vinieron a dejar. Ahora a esperar", señaló esperanzado el joven jugador.
Gabas sabe lo que es vivir así
Pablo Gabas, exjugador e ídolo rojinegro, vivió de los 14 a los 18 años en una residencia similar a la implementada ahora por los manudos para ir formando sus talentos deportivos, asegura que esa experiencia lo marcó y le dio madurez para su carrera profesional, la cual terminó en mayo pasado.
“Fue en News Old Boys, en Argentina. Ya cuando fui a México vivía en un apartamento. Fue una experiencia hermosa, me marcó, después cuando necesitaba algo para superarme o en qué mejorar, mi memoria me llevaba a la casa club y me ponía a ver lo que hice para llegar ahí”, recordó el exvolante.
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Gabas indicó que la comodidad actual de los manudos es buena comparada a lo que le tocó a él porque en sus tiempos de adolescente en Argentina, solo tomaban agua y no comían pan fresco ,además de que les daban a diario espaguetti con un poquito de salsa, es decir, todo era muy básico, mientras que en Turrúcares los muchachos tienen una dieta muy completa elaborada por una nutricionista.
“En la casa club en Argentina éramos 60, 70 jugadores y en Turrúcares son 25”, comentó Pablo.
Papá Gabas
En el proyecto de liga menor encabezado por el español Agustín Lleida, Gabas se encarga de ser el director de la parte administrativa, es decir, ver todo lo referente al papeleo , tutorías de los padres, en resumen, todo lo que va de la cancha hacia afuera.
También se preocupa de que los muchachitos tengan comida, ropa, duerman bien, vayan bien en la escuela y demás.
“Cuando sale el entrenador del entrenamiento, entra mi función de poder chequearlo y tener el contacto con el padre”, explicó.
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El tico- argentino es del pensamiento que el jugador tiene todo en su mano, la Liga les brinda la oportunidad de ser futbolistas y cada uno sabrá si lo aprovecha o no.
“Acá, cero argolla. Aquí se terminó eso, están y juegan los mejores, se terminó el amigo de o el vecino de, mientras estemos nosotros eso no pasará", señaló Gabas, quien también es comentarista deportivo.
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