El recordado exdefensor sancarleño Jorge “Matapín” Ramírez se hizo famoso por su estilo rudo y su forma de imponer respeto ante los delanteros rivales, por lo que tiene toda la autoridad necesaria para aconsejar a los defensas de los toros del norte sobre cómo detener este miércoles a los peligrosos artilleros manudos.
Cualquiera que haya visto jugar al zaguero, que se retiró en 1987, recuerda que con él las cosas eran simples, o pasaba la bola o pasaba el jugador y él nos lo confirmó en una pura carcajada cuando lo entrevistamos este martes.
Matapín, como todavía le dicen todos sus conocidos, vive en Ciudad Quesada desde hace 42 años al lado de su señora, nos confesó que sigue muy atento al fútbol y que San Carlos lo tiene sufriendo este torneo, porque según él, el equipo tiene mucho potencial, pero se complica más de la cuenta.
Antes de hacer la entrevista nos advirtieron que Matapín no es muy dulce para tratar a los medios de comunicación, pero con nosotros el hombre se soltó y recordó con muy buen humor sus años mozos y opinó del fútbol actual.
“Yo sufro porque quiero mucho a San Carlos, no sé cómo no me ha dado un infarto porque este equipo en casa lo hace sufrir a uno, más en los últimos diez o quince minutos, cuando lo agarran y lo acorralan. Además, a veces le cuesta sostener un gol”, comentó sobre cómo ve el accionar de los toros del norte.
Aunque recuerda con mucho cariño sus épocas de jugador, pero no va con aquello de que todo tiempo fue mejor.
Matapín tiene toda la fe que el equipo le gane a la Liga y llegue a la final contra Saprissa, el otro equipo que ve peleando el título, por lo que además les dio un consejo a los defensores norteños para que marquen puras tejas a los atacantes manudos.
"Son buenos jugadores, pero cada quien tiene su librillo para frenarlos y yo tenía las mías. Yo, por ejemplo, era un mal jugador, pero le ponía muchas ganas y me la creía, así que me iba a pura mente por lo que si me puteaban o me decían cosas me daba más coraje.
A un jugador talentoso usted no puede darle mucha distancia, porque si lo hace le sacan ventaja, hay que marcarlos de cerca, respirarles en el pescuezo. Ahora usted ve a defensas que siguen a un jugador cuatro o cinco metros y después lo dejan, son muy flojitos, les falta fuerza y muchas ganas", indicó Ramírez.
Su carrera
“A mí me trajo Toribio Rojas a segunda división en 1975 y en el 78 subimos a primera, yo jugué con San Carlos doce años y acá ya conozco a todo el mundo. Además jugué con San Ramón y Guanacaste. Aunque yo vengo de Santo Domingo de Heredia, me hice un sancarleño más", nos contó.
Curiosamente, a este personaje lo dirigió por mucho tiempo en San Carlos, álvaro Grant McDonald, el padre del actual goleador norteño, Álvaro Saborío.
Matapín era temido y respetado dentro de la cancha, así que muchos le andaban de largo porque se levantó a muchos rivales sin importar nombres o camisetas, él era cosa seria a la hora de pelear por la pelota.
“Yo fallaba una barrida, pero me levantaba rápido y lo seguía hasta diciéndole tonteras al rival. Yo no sé si eso lo hacen ahora, pero muchas veces el jugador se desconcentraba y daba el pase mal, con eso mataba al rival”, recordó don Jorge, quien actualmente es pensionado del MOPT y tiene 69 años.
Matapín sigue con el bigote que lo caracterizó en sus tiempos de futbolista, aunque ahora tiene menos fuerza luego de una operación de columna, por lo que camina con ayuda de una andadera.
“No sé si era que me tenían miedo o qué, tal vez habrá alguno que le daba temor que lo marcara, pero yo iba por lo mío porque era puro coraje y corazón, eso nunca lo negocié. Un jugador que está golpeado ahora no regresa a la cancha, ahora lo que usted ve es pura lámpara, fingen demasiado, eso los mata”, comentó el rudo jugador, quien jugó muchas mejengas golpeado.
La leyenda de Matapín seguirá en la memoria de mucha gente como uno de los defensas más rudos en la historia del fútbol nacional, todavía muchos lo saludan cuando anda por la calle, porque de la estampa de este gladiador es difícil olvidarse.