Don Gilberto González perdió la batalla contra la diabetes a los 65 años el pasado 14 de julio, luego de sufrir daño en los riñones y un paro cardíaco.
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Pese a eso, su espíritu sigue presente en su Nissan D21 de 1990, según cuenta su hijo Víctor González.
El joven, de 25 años, y trabajador en bienes raíces, escribió a La Teja para contar la historia del carro en nuestra sección “Chuzo de la semana”.
Víctor es de San Pablo de Heredia y asegura que aunque el carro no es un chuzo como los que hemos publicado en otras ocasiones, el valor sentimental que guarda para toda la familia los llevó a querer compartir la historia.
En realidad sí es un chuzo, pero un sentido distinto a otros.
–¿Cuál es la historia de este carro?
–Mi papá tenia el carro desde que lo trajeron al país, en 1996. Era usado, lo trajeron de Estados Unidos y él lo compró de una vez.
–¿Por qué lo quiso comprar?
–Desde que lo vio se enamoró y era para trabajo. Siempre fue como el chineado de él, tuvo otro, pero con este Nissan incluso sufrió un accidente, lo dieron en pérdida total y mi papá lo hizo nuevo.
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–¿Cómo fue ese accidente?
–Él (don Gilberto) iba manejando, chocó con otro carro y ambos quedaron en pérdida total, por dicha no hubo pérdidas humanas. Él recogió este y dijo que era su adoración. El accidente fue un domingo y el lunes lo tenía en el taller.
Cuéntenos la historia |
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–¿Quién hizo los arreglos?
–Se lo llevamos a un amigo que trabajaba en enderezado y pintura, así como a un amigo mecánico. Los costos los asumieron mi papá y una hermana mía.
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–¿Cuánto duraron arreglándolo y cuánto pagaron por todo?
–Seis meses para arreglarlo y se invirtieron como tres millones.
–¿En qué año fue ese accidente?
–Creo que fue en el 2005.
–¿Qué era lo que le gustaba a su papá tanto de ese carro?
–Él le hablaba al carro y todo, decía que era como el compañero de él. Mi papá iba a Guápiles, a Puntarenas, donde fuera y la gente tenía que ver con el carro, preguntaban que sin lo vendía. Él siempre lo tuvo bien arreglado.
–¿En qué trabajaba don Gilberto?
–Era maestro de obras, trabajan en construcción.
–¿Le tenía algún apodo al carro?
–Aquí (en la casa) toda la vida ha sido el “Gris” por el color que tiene.
¿Cómo cargar correctamente la batería de mi carro? |
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“Si la batería está en buen estado pero se le descargó, ya sea porque el radio, luces o cualquier otro componente quedó encendido, o quizás, el vehículo tiene varios días de no encenderse, entonces lo recomendable es desconectar y quitar la batería del carro, revisar los niveles de líquido y rellenar en caso de ser necesario, excepto las baterías de libre mantenimiento. Luego, conéctela al cargador de baterías y póngala en carga lenta por unas ocho horas ,aproximadamente ,para garantizar el correcto funcionamiento y evitar el deterioro prematuro de la misma y del sistema eléctrico del vehículo”, explicó el mecánico Bryan Guido (86035135). |
–¿Cómo supo su papá de la existencia de este carro?
–Mi papá estaba haciendo una casa en Escazú y el dueño de la casa tenía una venta de carros, le dijo a mi papá que tenía un carro para él, que lo acaba de traer y no estaba inscrito. Él fue, lo vio y dijo que era de él, lo compró a dos pagos y costó dos millones y medio.
Incluso hemos averiguado y el carro no ha perdido valor, en ese precio anda. A mí me han ofrecido ¢2,8 millones o ¢3 millones para que lo venda.
–¿Por qué lo usa usted?
–Mi papá en vida me dijo que el carro quedaba en mis manos, pero no lo agarré en ese punto. Yo vivo con mi mamá, le digo que el carro es de la familia, que si un hermano lo necesita, que lo use. El carro está guardado, solo se usa para llevarlo a Riteve y pasa la prueba en carrera.
–¿Le han ofrecido comprárselo?
–Nos ofrecieron un Toyota Rav4 lindo y moderno, pero no quisimos cambiarlo. En este carro se siente la presencia de mi papá, es algo muy especial.
–¿El plan suyo es no venderlo nunca?
–No, dije no no, no y no, no se va y la idea es que se quede hasta que ya no dé más.
–¿Qué uso le dan?
–Es solo si mamá necesita ir a una cita médica. Es un carro de cochera.
–¿Qué características tiene este carro?
–Es extracabina, caben cinco personas, motor 2.600 centímetros cúbicos de gasolina. Luego del accidente le arreglaron el frente, se le pusieron aros de lujo y se volvió a pintar de gris.
–¿Qué cuidados tenía su papá con este carro?
–Nadie lo tocaba, solo era él. Uno le decía: “papi, ¿me presta el carro para ir a la panadería?” y él decía que no, que mejor fuera en la moto, era solo de él.
Si algún amigo le pedía lo mismo, les decía que se montaran a la par y él manejaba. Solo mi papá sabía cómo chinearlo, cómo pasa un muerto o un hueco, Dios guarde pegarlo en la calle.
Para mi papá ese carro era su bebé, el día del accidente lloraba y decía: “mañana lo arreglo” y al día siguiente lo tenía en el taller.
–¿Por qué lo quiso mostrar en La Teja cuando usted dice que no es un chuzo?
–Más que todo por eso, tal vez el carro no es un chuzo, pero la historia, el valor sentimental de cómo algo puede unir a una persona....
Para nosotros es algo muy lindo, uno sigue sintiendo la presencia de mi papá cuando ve el carro. Uno lo ve en la cochera y se le vienen las lágrimas y y uno dice: “ahí está papi”.
Estando enfermo en el hospital mi papá preguntaba si había llevado el carro a Riteve. Él al final no hablaba y cuando yo le dije que ya lo habíamos llevado, me tocó la mano como dándome las gracias.