¡Cuidado pierde, don Jorge! Este vecino de Desamparados de Alajuela tiene un Toyota Corolla de 1972 como un ajito y prácticamente hecho a la medida pues lo chinea en su propio taller de enderezado y pintura.
Don Jorge Campos Abarca tiene este chuzo desde hace trece años, pero once de ese total lo tuvo guardado sin darle mantenimiento. Eso es algo que cuesta creer al verlo en la actualidad.
El carro es motor 1300 de gasolina y hasta ahora tiene todo original, solamente los laterales que le metió con algunos detalles son aparte. Pero todo lo demás, las ventanas traseras incluidas, que se abren de medio lado, los guardabarros, las luces, lo del motor. Todo eso es original.
Don Jorge vio un chuzo publicado en La Teja tiempo atrás. Aquella vez un señor mostraba un carrito similar al suyo y al ver que comentaba lo que le habían costado la pintada y el mantenimiento para tenerlo bien chaneado, se picó y dijo que cómo era posible que él, pudiendo tenerlo bien, no lo hubiera hecho. Así que puso manos a la obra y lo dejó pura vida y bautizó “el Grano de Oro”.
“Lo compré en ¢250.000 hace trece años, lo tenía un amigo y lo pulsee para comprarlo. El mismo amigo que me lo vendió me dijo que lo chaineara y que se lo volviera a vender, pero cuando le metí plata y lo puse bien chuzo decidí dejármelo”, recordó Campos.
¿Qué puedo hacer para evitar que mi carro sea robado? |
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“Lo primero es no dejarlo en la calle, siempre buscar un parqueo que le brinde la seguridad necesaria. Existen dispositivos mecánicos para los pedales, el volante y la palanca de cambios (manual o automático) que son de gran ayuda, también los hay eléctricos como cortes de corriente, alarmas y localizadores GPS en caso de que ya se haya dado el robo, esto permitirá recuperarlo con facilidad. En algunos casos se recomienda cambiar todos los llavines originales por unos de mayor calidad y a los vidrios instalarles un polarizado de seguridad”, recomendó Bryan Guido, mecánico automotriz. |
Fue el año pasado que se puso las pilas, le metió pintura y algunos otros detalles, ya antes le había metido en algunas piezas, los laterales, por ejemplo.
Cuenta que entre otras cosas que le ha metido, pese a que conserva lo original, ha gastado más de millón y medio en el Grano de Oro. Por cierto, le puso nombre porque él siempre quiso tener un carrito dorado, por eso le cambió el color al corolla. Dice que era de un verde muy feo.
“En la calle me pitan y me sacan la mano en señal de que el carro es pura vida. Un día iba un bus al lado, y el chofer me pitaba y pitaba y era para felicitarme por el carro. Esas cosas a uno lo ponen feliz porque se siente que a la gente le gusta como lo tengo. Un día estaba en un semáforo, había un grupo de señores que estaban en la esquina, volvieron a ver y yo escuchaba los comentarios de mi carrito. Justo se paró un BMW a la par y al cambiar el semáforo, yo salí primero y todos los señores aplaudieron, eso me hizo gracia porque a pesar de que llegó un supercarro junto al mío a la gente le llaman la atención siempre los carros viejos bien cuidados”, confesó todo orgulloso.
En el dash anda un carro a escala del mismo modelo, un Toyota Corolla 72 que mandó a traer a Japón.
“La verdad no lo llevo largo (de paseo) porque a mi esposa la operaron de la cadera y le afecta andar mucho en el carro por ser tan bajo, pero puedo decir que por Atenas o San Pedro de Poás ando sin miedo, sé que no me va a fallar”, indicó.