Julian Nagelsmann, el entrenador más joven en la historia de la Liga de Campeones, no esconde su admiración por Pep Guardiola, con el que se enfrentará por primera vez este martes (10:55 a. m., hora tica), en el partido entre Hoffenheim y el Manchester City, por la segunda jornada del famoso torneo europeo.
Cuando Nagelsmann se sentó el 19 de septiembre de este año en el banquillo, en Ucrania ante el Shakhtar Donetsk, durante la primera jornada de la fase de grupos (2-2), el técnico tenía exactamente 31 años y 58 días.
Ese día batió el récord del bielorruso Viktor Goncharenko, que en 2008 dirigió al BATE Borisov con 31 años y 99 días, hasta ese momento era el técnico más jovencito en dirigir en esa competencia.
Pero las estadísticas no tienen en cuenta la fase previa, en la que el Hoffenheim ya participó la temporada pasada, cuando fue eliminado por el Liverpool, club que después fue finalista de la competición (derrotas por 2-1 y 4-2).
El técnico alemán, que admite inspirarse en las ideas de Guardiola, sabe que no siempre es fácil agarrarle el toque al maestro de la táctica.
“Nunca es evidente saber exactamente cómo va a organizar a su equipo. Tiene diferentes sistemas según los rivales y no es fácil acercarse a su estilo, aunque tengo algunas ideas...”, comentó Julian.
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Si se mantiene fiel a sus principios, Nagelsmann debería proponer ante el City un juego de presión alta y, sobre todo, transiciones muy veloces para tratar de aprovechar el contragolpe ante unos ingleses que están obligados a conseguir un resultado positivo tras su derrota inicial a domicilio frente al Lyon (2-0).
Este antiguo defensa, cuya carrera quedó rota a los 20 años como consecuencia de una grave lesión, no ha obtenido su récord de ser el más joven en la Liga de Campeones en un gran club.
En febrero del 2016, su nombramiento al frente del primer equipo del Hoffenheim, en la época en la que el club transitaba por la zona baja de la clasificación, fue recibido con dudas, incluso con menosprecio.
“Es una idea loca”, “Un gag (chiste) de comunicación”, titularon algunos diarios al descubrir que el entrenador, por entonces de 28 años, solo tenía en su palmarés un título de campeón de Alemania con un equipo sub-19.
Cayó bocas.
En tres meses, cayó a todos sus detractores salvando al equipo del descenso. Y después lo metió en la zona alta de la liga hasta acabar cuarto en la campaña 2016-2017 y tercero la temporada pasada.
Todo sin una gran estrella y perdiendo en dos años a tres internacionales fichados por el rico Bayern Múnich: Sebastian Rudy y Niklas Süle en 2017 y Sandro Wagner en el mercado de enero pasado.
“Tiene pinta de tener tanto talento que un día el Hoffenheim se le quedará demasiado pequeño”, profetizó en 2017 el multimillonario alemán Dietmar Hopp, fundador de la empresa de informática SAP y colaborador del club.
Fue una profecía acertada, puesto que Nagelsmann ya ha programado su marcha: será la próxima temporada y el destino será el banquillo del RB Leipzig, otro club sin gran palmarés, pero con medios financieros y aspiraciones muy superiores a las del Hoffenheim.
El primero en darse cuenta de la capacidad de Nagelsmann como técnico, cuando tan solo tenía 21 años, fue un tal Thomas Tuchel, en aquella época entrenador del filial del Augsburgo. Seducido por su visión de juego, el actual entrenador del París SG le ofreció al joven, que se acababa de retirar por lesión, el trabajo de espiar a sus rivales primero y lo convirtió posteriormente en su mano derecha.
"Agradezco a Tuchel que me diera la idea de convertirme en entrenador", ha dicho Nagelsmann.
Ironía de la historia, ambos sonaron para ocupar el banquillo del Bayern de Múnich, cuando el campeón bávaro buscaba entrenador la temporada pasada, aunque el puesto finalmente fue para Niko Kovac.
Originario también de Baviera, Nagelsmann no oculta su sueño de dirigir un día al Bayern, pero sabe que es cuestión de tiempo: algunas de las estrellas del ‘Rekordmeister’ alemán como Arjen Robben (34 años), Franck Ribéry (35) o Manuel Neuer (32) tienen más años que él.