La meta en Alajuelense es formar sus propios jugadores, no solo para que jueguen en la primera división sino para poder venderlos en el fútbol internacional.
El primer paso dado para eso fue la contratación del español Agustín Lleida, hace cuatro meses, como encargado de ligas menores, quien trabajó siete años con el Pachuca de México.
Después, desde el 1 de setiembre, en las cercanías del Centro de Alto Rendimiento (CAR) en Turrúcares, una casa alberga a 25 muchachos de zonas lejanas que entrenan y le meten ganas para cumplir el sueño de llegar al primer equipo.
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Ahí, además de cumplir con un horario de entrenamiento, llenar boletas de permiso para poder salir, avisar si no van a comer, entre otras cosas, deben ir a colegio y cumplir ciertas labores de limpieza, mientras en una casa al lado, doña Karlina Brenes les prepara la comida y les lava la ropa.
Algunos de los jugadores fueron elegidos en la visoría abierta hecha por los manudos en julio y otros han llegado por recomendación de siete visores repartidos por todo el país. Hay casos de muchachos que llegan a hacer pruebas de tres días y ahí se decide si se quedan de manera permanente.
El precio a pagar por ese sueño es tener que dejar a sus familias desde temprana edad, algo que nunca es fácil.
Para conocer mejor el proceso y el trabajo realizado a la fecha, nos sentamos a conversar con Lleida para explorar bien el asunto, ahí nos contó que en poco más de un año, la Liga espera construir una residencia con 100 espacios, porque ahora es algo provisional para 28 futbolistas.
–¿De dónde son los muchachos que tienen ahora?
– Puntarenas, Guanacaste, Limón, de todos lados.
–Ellos entrenan, estudian, ¿cuál es el proceso que hacen?
–Todos deben estar estudiando, mínimo deben sacar el bachillerato. Lo hacen con convenios con institutos que tiene la Liga ,pero en diciembre empiezan a estudiar aquí en el Centro de Alto Rendimiento porque ya estará el colegio de la Liga.
Se hizo un convenio con el Ministerio de Educación (para tener colegio propio), vamos a poder entrenar dobles turnos en la mañana y tarde y en el medio tendrán el espacio para estudiar.
–¿Cómo es un día normal para ellos?
–Tenemos diversos turnos de entrenamiento, la segunda y la sub-20 entrenan a las 6:30 de la mañana. Sub-15 y sub-17 a las 4:30 de la tarde y los de 2004 para abajo lo hacen a las 7 de la noche.
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Los de segunda entrenan y luego se van a sus estudios. Los que entrenan en la tarde hacen la parte académica en el día.
–¿Qué edad tienen los muchachos?
–Entre 14 y 19 años.
–¿Cómo convencieron a los papás para que dejaran irse a sus hijos?
–Lo que hicimos fue presentar el proyecto a todos los padres, decirles lo que queremos conseguir, hacia dónde queremos ir y eso les da un poco de seguridad. Yo ya tuve la suerte de vivir este proceso antes, no es algo que estamos inventando y dio frutos en otros países.
La verdad es que hemos tenido menos resistencia de la que pensábamos, todo el mundo decía que íbamos a tener problemas con los padres, pero les está pareciendo bien el proyecto porque es profesionalizar el fútbol y darle herramientas a sus hijos que no se le estaban dando antes.
–¿Ellos firmaron un contrato, un papel que respalde eso?
–Ellos firmaron un papel donde nosotros somos responsables del tiempo que ellos estén adentro, si se saltan la valla y se van fuera, nosotros ya no sabemos nada. Si a un jugador le pasa algo fuera del club, es responsabilidad de los padres.
De hecho, ellos (los muchachos) para salir, deben entregar una autorización escrita del padre, firman un papel donde dicen que salen de tal hora a tal hora.
–¿Para trasladarse al colegio lo hacen por cuenta propia?
–Tenemos a Rocío,que es la encargada del tema de la escuela, nos ayuda a hacer los trámites con el papeleo. Para movilizarse al colegio lo hacen por su cuenta, casi todos van a Turrúcares.
Los que van a un colegio privado en Alajuela, los padres les consiguen el transporte. Algunos tienen ayuda de viáticos.
–¿En este mes alguno desistió de vivir aquí y se fue?
–No, ninguno.
–¿Ninguno se ha brincado la cerca?
–Nosotros ponemos un límite de que tienen que estar aquí a las 9 p.m. y una vez llegaron tarde, se quedaron sin cena porque hay un horario establecido (para comer).
A las 10 de la noche se les desconecta la luz y se vuelve a poner a las 5:30 de la mañana.
–¿Con la huelga están entrenando más o qué hacen para que no se les aburran los muchachos al estar sin hacer nada?
–No estamos entrenando, pero ayudan, por ejemplo, un día recogieron todas las botellas de agua que se usan para entrenar y van quedando por ahí. O a hacer otras tareas.
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–¿Ha sido más complicado el trabajo aquí al no tener lista toda la infraestructura o va a tener más mérito lo que se consiga por trabajar con las uñas?
–Se ha empezado desde mucho más atrás de cuando llegamos en el 2011 a Pachuca, porque ahí ya estaba la estructura, la residencia hecha.
Aquí vamos construyendo, aquí estaban las canchas de primer nivel, pero no había nada más.
Poco a poco vamos tratando de tener la residencia, un gimnasio como se necesita; todas las herramientas que se necesitan.
–¿Es más complicado el joven tico que es muy apegado a la familia, que los mexicanos o europeos?
–En cada país culturalmente es muy diferente, todo tiene ventajas e inconvenientes. Aquí yo creo que se valora más la parte académica, lo que es un inconveniente a la hora de convencer a los padres, pero estoy convencido que es mejor trabajar con jugadores que han tenido educación. Aquí los padres están más involucrados en lo que es el hijo, allá (México) te los dan 6 meses. Yo he hablado aquí con más padres en tres meses, que en México durante 7 años sin ninguna duda.
–¿Cuándo pueden ver a los papás?
–Los pueden ver en cualquier momento, pueden llegar aquí, venir a ver los entrenamientos, los partidos. No pueden entrar a la residencia porque es una zona de ellos, de hecho, no queremos que entre la gente del club porque al final es su casa, tienen sus camas, su privacidad, queremos respetarles su espacio.
–La mayoría son de zonas alejadas, ¿tienen días disponibles si quieren ir a visitar a los papás?
–Eso va de acuerdo a la competición. Si jugamos cada sábado, está difícil que se puedan ir a Limón. Si te quieres ir sábado en la tarde y volver el domingo, lo pueden hacer y de hecho lo hacen.
–¿Por qué cree que este proyecto sí va a ser exitoso y va a funcionar? Ya Saprissa lo intentó con una casa club y no funcionó...
–Porque a nivel de infraestructura lo que hay aquí no lo tenía Saprissa. La residencia y gimnasio que se va a tener, como las canchas que ya están es nuevo en Costa Rica.
Esta infraestructura se va a mantener en el tiempo, lo que pudo pasar en Saprissa es que alguien dudó del proyecto en algún momento dado.
El proyecto está por encima de cualquier jugador, yo lo he hecho así en siete años. Aquí tengo garantizado por varios años, que esto es financiable.
–¿Qué pasa si en la próxima visoría aparece un jugador que es más bueno que los que ya viven en la residencia?
–Se tendrán que ir los que están aquí. De hecho, ya se fueron veinte. Esto es de rendimiento. Estás este año, pero no sabes si vas a estar en enero porque al rato aparece en Limón un jugador mejor que quien está.
No es un club social, es de rendimiento.
–¿Y si hay un jugador muy bueno con 15 o 16 años?
–Va para la Primera División.