La salvada del Saprissa es que cuando no es uno es otro el que salva la tanda.
Este domingo en el Estadio Eladio Rosabal Cordero, Johan Venegas dejó la suerte en la casa pero apareció Daniel Colindres, quien con un doblete solucionó el problema para darle los tres puntos al Monstruo ante Pérez Zeledón.
Con un dos por cero sin discusión, los morados se mantienen en la parte más alta de la tabla de posiciones del apertura 2018, apenas y le prestaron esa posición al Herediano una noche pues los rojiamarillos se habían puesto ahí con su victoria (4-2) del sábado ante Grecia, pero ya los bajaron a la segunda casilla.
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En suelo herediano, donde jugaron los Guerreros del Sur en condición de local porque están instalando gramilla sintética en su cancha y remodelando los camerinos, fueron 35 minutos aburridos, como dice el dicho: parecía rezo de pobre, puso bizcocho repartieron los equipos y solo Dios sabe cómo Keylor Herrera no sacó tarjetas rojas.
Mejoró un poco la situación cuando Venegas desperdició la primera al minuto 35, se fue solo, pero realmente solo y cuando enfrentó a Bryan Segura, no tomó la mejor decisión, lanzó un riflazo pero bien tapado por el portero generaleño que le achicó perfectamente.
Se emocionaron los morados y Mariano Torres quiso sorprender con gol olímpico, pero Segura estaba crecido y resolvió sin problemas con sus puños.
Pero como Bryan no puede solo, al minuto 40 cayó el 1-0 del Saprissa. Colindres agarró el balón casi desde media cancha y corrió al mejor estilo de Forrest -Gump, y todo mundo se quedó viéndolo, hasta que entró al área y como aún así nadie le tapaba, pateó de zurda, cruzado y a celebrar carajo.
Ya con un gol adentro es otra historia, tanto para el que lo hizo como para el que lo recibió.
Y mientras los dirigidos por José Giacone se espabilaban y pedían el pitazo para ir al descanso y reacomodar, el Cachetón volvió a perdonar. Le quedó la bola picando frente al marco y la pegó de seguido, pero la reventó en el palo... era la segunda que se perdía.
El juego se puso mejor
Los locales empezaron sufriendo los segundos 45 minutos y no necesariamente por el estrés de que no encendían las lámparas del estadio y el árbitro central amenazaba con suspender el juego sino prendían.
Al minuto cincuenta, Johan se perdió la tercera, después de hacer una gran jugada por el costado izquierdo pero fallar en la definición de zurda. La pegó malísimo y él lo supo porque bastó verle la cara de lamento, quería clavarla como había venido haciendo las pasadas cuatro jornadas.
Hasta el liderato de goleo perdió el delantero saprissista por no anotar, se quedó con cinco y Bryan Rojas de Carmelita hizo un triplete y le pasó porque lleva seis pepinos.
Por fin, al minuto 56 hay una acción de gol para contar del Pérez Zeledón. La bola le quedó a Lauro Cazal que venía entrando de cambio, pero cuando iba a rematar le estorbó Johan lo suficiente como para volarla.
Saprissa seguía pegando bolas en los palos y Venegas fallando. La cuarta fue al 72 y otra vez el portero de los sureños era el obstáculo, riflazo del morado y ahí estaban las manos de Segura.
Tremendo susto se pegó el Monstruo porque Leonardo Rodríguez se fue solo, solo, solo, pero lamentablemente para Giacone su pupilo pensó que estaba jugando solito y Luis José Hernández lo alcanzó y justo a tiempo le punteó la bola. Aunque algunos pedían falta, pero el saprissista primero toca el balón y después se da el choque.
En la cuarta opción fallada del Cachetón hay menos que lamentar porque terminó en el segundo gol de Saprissa.
Corrida de Michael Barrantes por la derecha, centro a media altura y en el primer palo la tiene para meter Johan pero la pifia, para suerte Colindres está en el segundo palo sin marca y nada más tiene que empujarla.
Era la sentencia para unos Guerreros del Sur que estaban a toda costa pulseando el empate corriendo estos riesgos.
El cierre del partido le tenía una oportunidad más a Johan para que celebrara, fue al 87, pero Dios no le tenía golcito para hoy, porque aunque remató fuerte, rastrero y cruzado, Segura se acostó, le metió su brazo a la pecosa y la mandó al tiro de esquina.
Se salvó el Monstruo, Colindres apareció cuando más se le necesitaba.