El sábado a las 2 p. m. (hora tica), el mundo del fútbol se paralizará para dar paso al espectáculo futbolístico que desborda mayor pasión en el planeta.
Por más escándalo que se le haga a una Copa del Mundo, a la final de la Champions League o a cualquier clásico europeo, cuando Boca Juniors y River Plate se enfrentan, todo es diferente.
Es probable que no existan dos clubes en el mundo que se odien más como estos. Hermanos nacidos del mismo riñón a principios del siglo XX, se separaron y crecieron como enemigos mortales y aunque en el fútbol hoy por hoy se hable tanto de que la rivalidad es solo en la cancha, esto no aplica para bosteros y gallinas, apodos que se pusieron uno al otro como una de las enésimas muestras de desprecio entre sí.
Desde que quedó sembrada la final de la Copa Libertadores, muchos adelantaron que podía estallar la tercera guerra mundial, porque las discusiones y los pleitos por estos dos equipos no se limita a Argentina o Buenos Aires, es una cosa que tomó dimensiones globales y de la que Costa Rica no es la excepción.
Las dos aficiones están de acuerdo en una sola cosa, quien pierda esta final deberá aguantar por los siglos de los siglos la humillación y las burlas de sus rivales, esta es una oportunidad que podría ser única y que parece prácticamente imposible de repetir. la situación es muy sencilla, no se puede perder el que tal vez sea el clásico más importante de la historia.
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Vida en azul y oro
De La Boca
Martín Núñez, presidente de la peña oficial de Boca Juniors en Costa Rica es enfático en que su amado equipo pasó a ser patrimonio de la humanidad, ya no es solo propiedad de los habitantes del barrio La Boca, lugar situado al sudeste de la capital argentina y que tiene al estadio de La Bombera como centro de la comunidad y principal templo.
Este tico de 35 años llevó su pasión por los colores azul y oro más allá de cualquier otro fanático en el país y junto a su amigo Pedro Retana fundaron en el 2000 la primera peña xeneise del país, la cual en el 2004 fue reconocida como oficial por parte del club.
Actualmente el grupo cuenta con 200 socios activos que pagan una suscripción anual de ¢12.000 y tienen unos mil en su base de datos, de gente que ha ido y venido a la peña en todos estos años. Para el sábado planean una gran concentración en el bar Rafas, en Barrio La California, donde verán la mejenga.
“Soy hincha de Boca desde que tengo memoria, no recuerdo ni siquiera cuál fue el momento, solo recuerdo algunas tomas del mundial del ochenta y seis y empezar a ver a Maradona, me enamoré del fútbol argentino, tengo recuerdos de ver a Diego con la camisa de Boca y un clásico que ganamos tres a cero, dije que era una belleza, este es mi equipo”, explicó.
La locura por el cuadro xeneise es tal que Núñez lleva tatuado en una pierna al 10 con la camiseta de Boca, esa misma imagen que lo atrapó antes. Su grupo además viaja en marzo todos los años a La Bombonera con rifa que hacen entre todos los socios activos.
“El partido me genera muchísima ansiedad, no puedo comer muy bien, ando distraído, aunque con muchísimo trabajo, todo mundo me pregunta detalles, estoy bastante estresado, no veo la hora que empiece y termine y ganemos tres a cero”, destacó Martín.
Este fiebre tiene muchísima seguridad que el equipo dirigido por Guillermo Barros Schellotto levantará su séptima Libertadores y añadirán un motivo nuevo para molestar a los de River, además de la clásica broma de cuando el cuadro millonario descendió a la segunda división en el 2011.
“Esa es una mancha que no se borrará jamás y ahora le vamos a sumar esta, los tenemos de hijos, les llevamos una ventaja abismal, pero hace varios campeonatos nos han estado jodiendo y sería muy lindo para terminarles de recordar lo hijos que son nuestros, ganarles en esta final”.
“Yo ni siquiera me imagino perdiendo, es algo que no me pasa por la cabeza, no puedo pensar qué podría ser, cómo nos vamos a sentir, el que pierda esto tendrá una mancha que no se borrará nunca, si nos ganan, los de River van a tener con que jodernos por cien años. Por eso por ahora no quieren ni molestar mucho.”.
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El que no lo siente no lo entiende
En el caso de Paulo Barrios, un vecino de Desamparados de 34 años tiene una explicación clara cuando le preguntan cómo puede sentir tanta pasión por River Plate, un equipo fundado en 1901 a miles de kilómetros suyo y al que ha visto ganar dos de las tres Libertadores que tiene en sus vitrinas en 1996 y en el 2015.
La Copa del 96, de la mano del uruguayo Enzo Francescoli lo marcó de manera muy especial y desde ahí se volvió un loco por el cuadro millonario.
"Quién no lo siente no lo entiende, es algo difícil de explicar, pero River es mi equipo favorito en el mundo sobre cualquier otro, mis hijos son ya hinchas del club, la gente que me conoce me relaciona con el equipo de inmediato, me felicitan cuando gana y me vacilan cuando pierde. En la escuela cuando mis compañeros decían gol de Saprissa o la Liga, yo decía gol de River, es algo que empezó desde niño", explicó.
Desde hace tres años, Paulo dio un paso al frente y se encarga del equipo masculino de la filial o peña oficial del club, anda detrás del equipo, organiza y maneja todo lo relativo a ellos, tal como si fuera una versión tica de Marcelo "el Muñeco" Gallardo, entrenador del conjunto millonario, o de su admirado Ramón Díaz, un histórico del club.
Aunque Paulo no ocupa ningún puesto en la junta directiva de la filial tica, si es una figura muy conocida en el grupo de la que forma parte desde el 2014 y que ayuda bastante a darle nuevos aires y consolidar nuevos proyectos como realizar votaciones para elegir a sus dirigentes. Para el sábado planean reunirse en el bar Terra U, en el sector de la Calle de la Amargura en San Pedro. Harán una caravana que saldrá de la Fuente de la Hispanidad a las 12:30 p. m.
“Aún conservo una camiseta que me regaló una exnovia cuando tenía catorce años, es con la que River ganó la segunda Libertadores, una camiseta muy especial para mí, significó mucho para el equipo y desde que llegué a la filial fue un pegue con la gente”, comentó el fiebrazo.
Barrios no se anda con dudas al afirmar que esta serie por el título ante Boca es el partido más importante en la historia del club, por todo lo que hay en medio, pero nos aseguró que el 24 de noviembre tiene total seguridad de que su equipo dará la vuelta olímpica en casa, el estadio Monumental de Núñez, el más histórico de los estuches argentinos, en el que Argentina se coronó campeón del mundo en 1978.
"A como va aumentando la semana me voy poniendo ansioso, el fin de semana todo es más fuerte, hemos hecho cosas muy meritorias en el torneo para llevarnos la Copa, quiero que sea un título que ganemos en casa y ojalá tranquilamente, no depender de milagros ni nada", indicó.
“Si River gana la Libertadores el mundo se va a volcar a vernos, los bosteros, esa bromita de la B yo no sé adónde se la van a meter, no sé con qué cara van a molestar con eso, porque esto le gana a todo, es así de sencillo”.