Si hay algo que le han piropeado a Saprissa a lo largo de su historia y le ha dado gran fama y prestigio, es su espíritu combativo, el no rendirse nunca, pelearla con alma vida y corazón a pesar que las cosas parezcan bien rudas, en eso se parece el Monstruo al pequeño Anthony Fallas González, morado hasta los huesos.
Con solo siete años, este niño de Puerto Viejo de Sarapiquí está peleando el partido más importante de su vida, la lucha contra la leucemia.
Desde mediados de agosto la Asociación Lucha Contra el Cáncer Infantil (ALCCI) se convirtió en su segundo hogar , por este motivo, doña Laura González, mamá de Tony, debió renunciar a la piñera en la que trabajaba, su lugar es al lado de su moradito.
Para Anthony el asunto del fútbol también es cosa seria, le encanta sentarse a ver a su equipo y como cualquier otro niño se agüeva cuando pierde, tanto así que el domingo 23 de diciembre confesó que hasta lloró cuando la "S" perdió la final ante el Herediano, cosa que rara vez hace por su enfermedad, esa la encara como el más valiente.
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“Yo soy saprissista desde que nací, ahora en la final hasta me puse a llorar, estaba viendo el partido con mi mamá. Mi jugador favorito es Cristhian Bolaños, es muy buena gente, un día que fuimos al estadio nos encontramos con él, lo conocí y me cayó muy bien”, dijo de manera muy suelta el pequeño.
Fallas se refiere a la presentación de la edición 19 de los 90 Minutos por la Vida, cuadrangular que se jugará este domingo a las 4 p.m con Saprissa, Alajuelense, Herediano y Cartaginés como participantes y en el que este pequeñín y su mamá estarán en primera fila.
Así como conoció a Bola, Anthony espera que se le haga conocer a otras figuras moradas, además hizo un llamado a los costarricenses para que lleguen al evento.
“Yo los invito a que lleguen a los noventa minutos para que ayuden a los del ALCCI, una vez hasta salí en tele para pedir ayuda y ahora lo hago por acá”, dijo este alumno de segundo grado de la escuela Bajos de Chilamate en su pueblo.
Para la mamita de Anthony es difícil tener que dejar en la casa a su otro hijo, José Matías, pero cuenta con la ayuda de su mamá, doña Fátima.
El esfuerzo ha sido grande y ver como su hijo recupera la sonrisa es algo que le da fuerzas para seguir peleando.
“Él siempre ha sido un niño muy inquieto, bastante hiperactivo, con esto bajó un poquito, pero a mí me ilusiona mucho verlo luchar como siempre, es algo que motiva mucho a la familia en un proceso tan duro”, indicó Laura.
Durante esta semana en La Teja veremos más casos como el de este pequeño, historias duras que demuestran que el cáncer no ve a quién a la hora de atacar y con eventos como los 90 Minutos existe la posibilidad de echarles un manita.