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Una paradisíaca playa de Puerto Vallarta, en México, enamora con su belleza natural, pero son sus pececitos de colores los que invitan a adentrarse al mar, ya que ofrecen todo un espectáculo que, el que lo logra ver, no querrá irse.
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Esta fue una más de nuestras aventuras en suelo azteca. Viajamos desde Guadalajara hacia Puerto Vallarta, ambas ciudades en el estado de Jalisco. Para ello, tomamos un vuelo de menos de una hora, o sea, en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos en la hermosa ciudad.
Nos hospedamos en un espectacular hotel que nos recibió de manera excepcional, ofreciéndonos una experiencia única con piscina, excelente gastronomía y vistas al mar. Al día siguiente hicimos nuestras maletas y nos trasladamos a una playa cercana que nos enamoró por completo: playa Las Gemelas.
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Esta playa es muy buscada y en realidad es como si fueran dos, porque hay una división rocosa, es de arena dorada, de oleaje suave, agua cristalina y una variedad de piedras que adornan el espacio, además de muchas conchas que le dan un toque especial.
Cindy García, nuestra guía en este tour, nos explicó que en este destino se realizan actividades acuáticas como esnórquel, surf, buceo, recorridos en bote y pádel, o bien algunos optan por darse un buen chapuzón. Además, cerca de esta zona también se pueden encontrar lugares con cataratas y opciones de montaña, que de eso le estaremos contando más adelante.
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En mi caso, nunca había hecho esnórquel porque temía que fuera arriesgado; sin embargo, con la ayuda de uno de mis compañeros de viaje, pude caminar por las piedras, cerquita de la orilla y dirigirme hacia adonde estaban los peces. Con los lentes puestos, aguanté la respiración y pude disfrutar del increíble espectáculo.
Disculpen que no les muestre fotos de los pecesitos, pero es que solo se pueden ver con esos lentes.
El agua es tan cristalina que las especies marinas se pueden ver sin necesidad de sumergir completamente la cabeza. Mientras se sienta seguro, podrá disfrutar al máximo, además de que hay un área marcada para mayor tranquilidad, rodeada de salvavidas, que garantizan su seguridad.
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El área está muy bien distribuida, con un espacio soleado y una zona con sombra para quienes prefieren refugiarse del sol. Además, está rodeada de abundante naturaleza, y la playa se mantiene limpia y es bastante segura. Cerca de este lugar hay opciones de hospedaje y opciones gastronómicas para chuparse los dedos.
Durante mi recorrido por el lugar me encontré también con unos caracoles de diversos tamaños que se ocultaban en su caparazón, me pareció algo muy llamativo, también observé distintas especies de aves y otros insectos que tienen su hogar en este rinconcito de México.
Si uno visita Puerto Vallarta, definitivamente necesita varios días para disfrutar plenamente de su gente, su ambiente y sus tradiciones, porque además de playa y montaña, hay muchos lugares para recorrer y disfrutar de este sector que acepta a todos para empaparlos de su cultura.
También hay otras playas cercanas que, en esta ocasión, no tuvimos la oportunidad de visitar, pero que sin duda exploraremos en el futuro, como playa Los Muertos, que la vimos, pero no nos adentramos, así que ya tenemos una razón más para volver.
