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Costa Rica puede rajar que cuenta con diversas opciones para ir a vacacionar, más con estos calores, como que se despiertan las ganas de salir y aventurarse al aire libre. Por esa razón, me di a la tarea de buscar un lugar que ofreciera tanto naturaleza como diversión, y fue así como descubrí Finca Koki, en San Pedro de Alajuela.
Desde San José le puede tomar alrededor de hora y media el viaje y le aseguro que vale la pena, pues puede encontrar desde un hermoso lago y cataratas hasta miradores, senderos, ranchitos, granja, espacios para pícnic, soda, duchas y baños.
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En el lago, usted puede disfrutar de diversas actividades como kayak, tirarse por un tobogán y aventurarse en la tirolesa. Para su seguridad, es necesario que utilice chaleco salvavidas, lo que hace que la experiencia sea tanto emocionante como segura.
Para aquellos que les gusta caminar y enfrentarse a retos, aquí puede encontrar hasta 10 senderos con diferentes dificultades, puentes colgantes y deleitarse con la frescura de tres cataratas. Otro de los atractivos es el tubing, con una profundidad de 1.20 metros y una distancia de un kilómetro.
En mi caso, fui con un grupo de amigos a celebrar un cumpleaños y optamos por el pase del día, que tiene un valor de 6.500 colones por persona. Este pase incluye acceso a todas las actividades, excepto a un tour a caballo y camping, que se ofrecen por separado.
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Las entradas las adquirimos en línea, en la página de la finca, por lo que al llegar, solamente nos registramos, todo es bastante ordenado. Después, nos dieron las indicaciones y los horarios de los tours para que pudiéramos acomodarnos. Algo muy importante es que usted puede escanear un código para tener un mapa y ubicarse mejor en caso que lo necesite.
Finca Koki cuenta con parqueo, el cual no tiene costo adicional y si desea, puede guardar sus cosas en los lockers, para que no tenga que andar cargando cosas.
Los visitantes pueden llevar su propia alimentación o comer en el lugar, así que nos hicimos unos sánguches para desayunar y llevamos cositas de picar y frutas.
La visita a la catarata estaba programada a las 11 a. m., así que mientras llegaba la hora, guardamos campo en una de las mesitas y nos fuimos a practicar kayak, en mi caso era la primera vez y estuvo muy divertido.
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Para llegar a las cataratas, es necesario tener más de 15 años y menos de 65, debido a la dificultad del recorrido.
El camino está compuesto principalmente por piedras, por lo que hay que saltar, sujetarse y tener mucha precaución, ya que algunas piedras pueden ser resbalosas. Es fundamental llevar ropa y zapatos adecuados, así como bloqueador solar, repelente, agua y una gorra para protegerse del sol.
El recorrido es de aproximadamente 2.8 kilómetros y nos acompañó un guía durante todo el camino. Al llegar a las cataratas, notamos que estaban un poco secas debido a la falta de lluvia en los últimos días, pero eso no impidió que disfrutáramos al máximo la experiencia.
Como queríamos aprovechar el tiempo, nos dirigimos a la parte de tubing, lo cual también era mi primera vez y fue sencillo y refrescante, eso sí, uno sale empapado, pero en un ambiente tan caluroso, es buenísimo.
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Posteriormente, regresamos al lago para vivir la experiencia de la tirolesa, una actividad que nuestro cumpleañero no quiso perderse. Fue el único valiente en atreverse, y la disfrutó al máximo. Para hacerlo, los participantes deben subir por las escaleras hasta llegar a una plataforma elevada, ponerse el chaleco y lanzarse para caer directamente al agua.
Luego de esto, fuimos a almorzar, yo me pedí unas fajitas de pollo empanizadas con papas fritas por un precio de 4.200 colones. En el lugar, también venden casados, empanadas, hamburguesas, burritos, chicharrones, comida rápida, vegana y vegetariana, hay para todos los gustos.
Las familias aprovechan los amplios espacios para relajarse, incluso hay hamacas disponibles para disfrutar del entorno. Algo que me encantó es que se permiten mascotas, siempre y cuando vayan con su correa. Para más información puede visitar fincakoki.com/
