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Argentina es un país que deslumbra a muchos si de fútbol hablamos, pero no solo por eso, este maravilloso país cuenta con una variedad de construcciones y edificios que con solo detenerse en una esquina, lo hará sentirse como en Europa.
En Tiempo Libre nos fuimos hasta Argentina, un país que se encuentra alrededor de 5 mil kilómetros de distancia del nuestro, para poder explorar la nación Campeona del Mundo, probar sus deliciosos platillos y conocer esa cultura tan marcada que posee.
Lo primero que hice fue recorrer su maravillosa capital, Buenos Aires, que es un destino turístico maravilloso por su compleja infraestructura y por su influencia en el comercio, la moda, el arte, su gastronomía y por todo lo que atesoran.
Me hospedé en Calle Moreno, a solo dos cuadras de la plaza de Mayo, una muy buena ubicación porque tiene cerca restaurantes, tiendas, negocios, ventas artesanales, entre otros. Si usted es de los que le gusta caminar, encontrará todo cerca sin necesidad de tomar un medio de transporte.
El primer día busqué lugares para desayunar, alrededor de las 9 a. m., y muchos de los negocios estaban cerrados, algunos porque abren más tarde y otros porque no lograron recuperarse después de la pandemia.
En Argentina no se consume tanto arroz como en Costa Rica, por lo que los desayunos son muy diferentes a lo que uno está acostumbrado. Algo muy típico son las medialunas, que son pan dulce con diferentes rellenos como queso, jamón y queso, dulce de leche, entre otros.
Me compré una medialuna, más un pancito con dulce de leche y un café. Por este desayuno pagué 3.000 pesos argentinos, que al tipo de cambio de ese momento eran como 1.500 colones, me pareció bastante cómodo.
Después de desayunar caminé por las calles para apreciar sus obras arquitectónicas y monumentos, como por ejemplo el Obelisco, del arquitecto Alberto Prebisch, que fue inaugurado en 1936. Es el mayor emblema de la ciudad y es donde se izó la bandera por primera vez.
Las personas hacen fila para tomarse fotos cerca de él y también hay un mirador al costado del monumento desde el cual se puede observar el movimiento de la ciudad, las extensas carreteras y las edificaciones.
Otra obra que es todo un atractivo es el edificio de la Escuela Presidente Roca, que tiene características arquitectónicas impresionantes y fue inaugurado en el año 1903. Es un atractivo para los turistas por su diseño tipo griego.
El monumento del general Juan de Lavalle es también digno de admirar, es una escultura realizada en mármol que se inauguró en 1887 de la mano del escultor Pietro Costa. La plaza Lavalle es muy concurrida y al haber zonas verdes, algunos disfrutan para quedarse un buen rato.
Otros destinos que no pueden pasar por alto son La Pirámide de Mayo, el monumento a Manuel Belgrano, La Catedral Metropolitana, La Casa Rosada, El museo Casa Rosada y El Cabildo de Buenos Aires.
Cada una de estas obras se pueden ver desde afuera y lograr excelentes fotografías, pero lo mejor de todo es su gran significado histórico y lo que representan para el país.
Almuerzo
Para almorzar puede encontrar una infinidad de opciones, incluso cerca del mirador del Obelisco las calles están repletas de alternativas. Descubrí un restaurante que se llama Obelisco City y me pedí un bife de chorizo, que no puede faltar si uno va a Argentina, unas papas fritas y un refresco de toronja.
El servicio al cliente es increíble y la mayoría de personas son muy amables, la gente se ve feliz y al menos en ese sector no había ese ruido propio de una capital, la gente se levanta tarde, abren todo tarde, entonces descansan bastante.
En total por ese almuerzo pagué 9.500 pesos argentinos, un poco menos de 5 mil colones, al tipo de cambio de ese día. Realmente me pareció muy cómodo porque el corte de carne era grande y estaba muy rico, además le incluía la entrada, que eran unos panes acompañados por una especie de dip.
En Argentina amanece y anochece más tarde que en nuestro país y alrededor de las 7 p. m., fui a caminar por la Casa Rosada para ver el movimiento y había mucha gente tomándose fotos y busqué un lugar para cenar cerca de donde me estaba hospedando.
Encontré un lugar que se llama Café Relax y me pedí tres tostadas con jamón y estaban muy ricas, también aproveché para probar el fernet (bebida muy tradicional en Argentina), que lo acompañan con una botella mediana de Coca Cola. En total gasté 10.000 pesos argentinos, cerca de 5.000 colones.
En general, la mayoría de restaurantes ofrecen precios accesibles y son lugares con apariencia de que son caros, pero no lo son. Un ejemplo más son los helados, me compré uno por 4.000 pesos argentinos, como 2.000 colones e incluía dos sabores: fresa y vainilla.
Me compré también un abrigo porque tenía planes en otra ciudad y me costó 50.000 pesos argentinos, unos 25.000 colones.
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