Ligia Madrigal, la primera mujer tica en alcanzar la cima del Everest, habló sin tapujos sobre un sacrificio que hizo para lograr cumplir su sueño.
La montañista compartió varias fotos de cómo se veía su rostro luego de subir la cumbre y cómo su cuerpo experimentó las consecuencias de escalar el pico más alto del mundo.
“La ‘belleza’ es subjetiva. Así me veía después de hacer cumbre en el Everest. Había perdido nueve kilos y estaba muy quemada por el frío, mi Garmin (dispositivos de monitoreo de actividad física) me marcó -36 grados el día de cumbre, mi piel estaba tan quemada que dolía y se fue poniendo oscura, no era algo tan bonito de ver”, inició Madrigal.
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“Al llegar a Katmandú me acuerdo caminar feliz y segura, tan orgullosa de haber vencido mis miedos y haber logrado lo impensable, que lo que menos me preocupaba era si me veía bien o mal, bonita o no. La gente se me quedaba viendo y yo solo sonreía y les decía, ‘Everest’ y ellos me sonreían de vuelta, todo mi aspecto se explicaba con una palabra”, explicó la alpinista junto a varias fotografías.
Luego, compartió que todo lo que se sueña está al otro lado del miedo, y aunque el camino puede ser doloroso, definitivamente vale la pena. También expresó su agradecimiento a todos los que la apoyaron y creyeron en ella durante su hazaña.
La tica se convirtió, en mayo del año anterior, en la primera mujer del país en alcanzar la cima del Monte Everest, la montaña más alta del mundo con 8.849 metros sobre el nivel del mar.