Colorblind Pixel es, quizás, uno de los artistas más reconocibles de los últimos años, al menos en el mundo digital. Puede que a usted el nombre no le suene, pero le aseguro que alguna vez ha visto una de sus obras.
La mente detrás de este proyecto se llama Carlos Zhou, un fiebre de los videojuegos de 25 años, quien ha dedicado los últimos tres años de su vida a rescatar la identidad del tico, a través de un muy particular tipo de arte.
“Empecé con cosas ticas, me dije: ‘no hay muchas cosas con las que se identifique uno como costarricense, al menos en la cultura popular’, entonces comencé haciendo dibujos de Fresco Leche y, de ahí en adelante, fue una bola de nieve”, contó Carlos.
El pixel arte podrá sonar como un tipo de arte moderno; en realidad, nació en la década de los 70, cuando los computadoras no eran lo suficientemente poderosas como para plasmar una imagen.
Es por eso que los desarrolladores comenzaron a unir pixeles, que son los pequeños recuadros de colores que se pueden ver en las pantallas, para crear imágenes. Pero fue hasta los 80, con la llegada de videojuegos -ahora clásicos-, como Space Invaders, Pac-Man y Super Mario Bros., que se volvió un fenómeno mundial.
El origen
Y así como la esencia del Pixel Art nació en los videojuegos, la pasión de Carlos lo hizo de la misma manera.
“Yo empecé a jugar con un PlayStation 1, con un emulador de Nintendo, donde jugaba Mario Bros.”, contó entre risas. “Llegué a tener un Nintendo DS con el que hasta el día de hoy juego entonces, básicamente, crecí con pixel art”.
Feliz día del gamer! Quien llegó a jugar con estos 199 in 1 ? pic.twitter.com/fzUXLxx3kO
— Colorblind Pixel (@ColorblindPixl) August 29, 2024
“Desde pequeño siempre amé dibujar, recuerdo que mi mamá me compraba toneladas de papel bond y lápices de dibujo para que yo dibujara feliz. Esa pasión por el dibujo siguió desarrollándose durante el cole”, continuó.
Y si bien esa pasión por el arte era innegable, el mismo Carlos cuenta que todo el mundo quedó con la boca abierta, cuando decidió estudiar Ingeniería en Sistemas.
“No fue el caso, me terminé yendo por Ingeniería en Sistemas, porque buscaba una carrera que me diera estabilidad económica. Me gustaban mucho las computadoras y quería poder crear un videojuego en algún momento de mi vida”, explicó.
No obstante, la llamita por el arte no desapreció y si bien la mayor parte de su tiempo lo pasaba entre computadoras, Carlos siguió dibujando, al punto que sus papás notaron ese amor y le compraron una tableta en la que aprendió a dibujar digital.
“Una parte de mi vida universitaria me la pasé dibujando anime y personajes; no era muy bueno, pero me la jugaba, hasta que me topé con el Pixel Art”, explicó.
“Fue en un curso optativo de videojuegos de la U. Yo no era un artista excepcional ni nada, pero cuando comencé a hacer pixel art sentí que me salió natural”.
Su primer dibujo en estilo Pixel Art fueron las Ruinas de Cartago y le quedaron tan bien, que ni el mismo Carlos se la creía.
“Yo no me creí que ese dibujo lo había hecho yo, porque no sabía que tenía la capacidad de hacer algo tan detallado”, dijo riendo.
“Lo publiqué en mi Instagram y vi que tuvo una excelente recepción, así que fui creando más y más Pixel Art basado en Costa Rica”.
Celebrando a lo tico
Colorblind Pixel es un nombre de peso en el mundo digital, creando obras que le muestran al resto del mundo las ocurrencia del tico. Por ejemplo, una de sus publicaciones más virales y queridas es la infame: Vaca en el Techo.
Y ni qué hablar de sus recreaciones de comidas tan típicas como el tamal, la salsa Lizano y hasta el Fresco Leche.
Y es, justamente, de esa simplicidad y ocurrencia del día a día del tico, que nace la inspiración para su arte. Pero es importante entender que no es una burla a la esencia del costarricense, es una celebración de nuestra identidad.
Incluso, en momentos, Carlos ha utilizado su arte para celebrar a grandes figuras como Brisa Hennessy o Ligia Madrigal.
Pero, su inspiración no viene, únicamente, de las loqueras que suceden en el país, también está influenciada por su cotidianidad.
“Desde las cosas más sencillas, como un café en la mañana y el disfrutar un simple fresco leche”, contó entre risas.
“También viene de los videojuegos. A veces, puedo estar jugando y digo: ‘suave, este personaje o escenario calzaría perfecto con algo tico. Por ejemplo, el Pikachu en el ICE”.
Será que pikachu nos podrá salvar? pic.twitter.com/vOzx6lakEx
— Colorblind Pixel (@ColorblindPixl) May 10, 2024
Ahora, con un proyecto de tal magnitud, ver el techo es muy difícil, pero Carlos tiene muy claro lo que quiere para Colorblind Pixel.
“En este momento, tengo dos objetivos en mente: uno es el videojuego y ver si pega. Y segundo, quiero tirarme a probar y hacer arte tradicional, para algún día convertirme en un artista que tenga algo en un museo”, añoró Carlos.
“Ya lo demás sería lo que venga”.
Para los más curiosos, el videojuego no lo ha comenzado a desarrollar, pero Carlos no nos dejó con la gana y nos adelantó que va a ser una especie de mezcla entre las películas de Parque Jurásico y la Isla del Coco.