La periodista María González dio una actualización de su lucha contra el cáncer y contó una linda experiencia relacionada con Dios.
La también creadora de contenido quiso compartir con sus seguidores cómo va llevando y soportando los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia, y aprovechó para contar que Dios le hizo llegar un regalo especial en el momento correcto.
González ya tocó la campana, lo que quiere decir que terminó sus sesiones de radioterapia, pero eso no quita que los medicamentos sigan provocándole fuertes efectos secundarios, como espasmos e inflamación en sus venas.
“Paso para ponerlos al día de cómo he estado todos estos días. Gracias a Dios ya pasé la parte más complicada, que eran las sesiones de radio, de quimio y los tratamientos que llevé en el Hospital México. Por dicha todo salió bien”, contó.
Agregó que ahora viene una etapa muy importante, la recuperación de energía, de peso, de fuerza y, en general, la normalidad de su cuerpo, pero que es difícil porque no todos los días son buenos.
“Es muy extraño porque hay días que uno se siente bien y, de repente, uno como que retrocede y empiezan algunos males y efectos secundarios, entonces es como muy volátil. Ahorita estamos tratando dos cuestiones, la flebitis (inflamación de las paredes venosas), porque una vena tiene un coágulo de sangre y ya estoy con medicamento y, por otro lado, ayer estuve con unos espasmos en el estómago superfuertes, la verdad no la pasé nada bien”, explicó.
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En el medio del dolor y el duro día le pasó algo muy lindo y especial que ella calificó como “Diosidencia”.
“Me pasó algo muy bonito, nada es casualidad y esto no es una coincidencia, es una Diosidencia. Una amiga de manera muy especial me mandó un regalo, ella dice que me lo quería enviar desde el inicio del tratamiento y por diferentes razones no pudo y me llegó demasiado cerca de la fecha del 14 de febrero, justo cuando tenía que llegar.
“Es esta cruz de madera que dice ‘Dios mismo te consuela y te habla con cariño’ y tiene una forma perfecta para sostenerla con la mano, entonces cuando uno está pasando, diferentes dolores o dificultades, uno la aprieta muy fuerte y se une al dolor de Jesús en la cruz y me llegó justo para Cuaresma, y ayer que no la pasé muy bien, pues eso fue lo que hice, acompañar a Jesús y unirme a su dolor en la cruz, que la verdad lo que hizo por nosotros es la prueba de amor más grande”, concluyó.