Mike Tyson, considerado uno de los boxeadores más rentables de todos los tiempos, alcanzó la cima de su carrera con un éxito arrollador. Sin embargo, esa cima fue seguida por una caída abrupta, marcada por excesos, decisiones financieras cuestionables y problemas económicos.
En su mejor momento, el apodado “Iron Mike” llegó a acumular un patrimonio neto de 300 millones de dólares (poco más 151 mil millones de colones), aunque sus derroches y adicciones lo llevaron a la bancarrota, con una deuda que, aparentemente, superaba los 23 millones de dólares (poco más 11 mil millones de colones).
Según la revista La Marca, Tyson perdió parte de su fortuna en gastos más que extravagantes, como dos tigres de Bengala, además del salario millonario del entrenador de los animales.
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Otros gastos que contribuyeron a su bancarrota incluyen:
4,5 millones de dólares en autos y motocicletas (19 vehículos para amigos).
400,000 dólares en aves exóticas y grandes felinos.
300.000 dólares en jardinería.
240.000 dólares mensuales para gastos personales.
230.000 dólares en facturas telefónicas y dispositivos.
100.000 dólares mensuales en joyas y ropa.
En 2024, la fortuna de Tyson se calcula en 10 millones de dólares (unos 5 mil millones de colones), una cantidad muy inferior a los $300 millones que tuvo en su apogeo. Su recuperación financiera se debe, en gran parte, a los ingresos de su negocio de cannabis, que le ha permitido estabilizar su situación económica; ahora los ingresos de la pelea con Jake Paul, el pasado viernes, suman un nuevo capítulo a dicha recuperación.