María Isabel Zamora Salazar cumplirá 26 años el próximo lunes y su familia espera con ansias ese día para celebrar la vida a lo grande.
Ella sobrevivió tras caerse de un bus de Heredia cuando este iba en movimiento el pasado 19 de marzo. Por razones que se investigan, al autobús se le abrió una puerta de emergencia y ella salió expulsada.
María Isabel sufrió fuertes golpes en la cabeza y como parte de las consecuencias perdió el gusto por la comida, solo sabe si algo es dulce o salado, pero no diferencia la intensidad de los sabores.
También perdió el olfato, le cuesta escuchar, no puede ver muy bien y día a día lucha para volver a caminar, siempre con ayuda de alguien, porque cuando lo hace se tambalea.
“Sé que tuve un accidente porque mis papás me lo dijeron. También un compañero que iba conmigo en el bus me dijo ‘Isa qué dicha que estás bien, que te escucho, nada fue culpa suya, usted se cayó porque esa puerta se abrió, traté de jalarla, pero no pude porque el viento la jaló, gracias a Dios está viva, porque fueron muchas cosas las que le pasaron al caer’. Pero no recuerdo nada de eso”, expresó la muchacha.
Esta valiente mujer es madre de un niño de 6 años, todavía tiene raspones en los pies, la espalda, además en la cabeza aún se le nota la herida y son inevitables las lágrimas cuando habla de su recuperación y de lo que sueña para su futuro.
“Solo Dios sabe por qué me dejó viva y no me tuvieron que cortar ninguna pierna o brazo, los doctores me dijeron: 'eres un milagro, porque hay muchos pacientes que se mueren, usted llegó con el cerebro muy mal, botó mucha sangre, eso fue lo mejor, porque si se le hubiese quedado, se le hincha la cabeza’”, recordó.
“Sé que soy una buena mujer, pero quiero ser mejor para mi hijo, por mí y mi familia, sé que voy poquito a poco”, añadió.
Creyó que fue un sueño
“Mis hermanos me dicen que cuando estuve internada estaba con los ojos abiertos, que los reconocía, pero no recuerdo nada. A mi mente sí se viene cuando cuando mi hijo llegó a la cama y me decía: ‘mamá te amo, ocupo que te despiertes y vayas a vivir conmigo y mis abuelitos’... Sé que en mi mente yo decía: ‘debo despertar, debo reaccionar’, pero me dicen que hasta el tercer día pude reaccionar”, mencionó.
Además, fue hasta la semana pasada que cayó en razón que sigue recuperándose.
"Cuando llegué a la casa creí que todo se había tratado de un sueño largo, pero hasta hace unos días comencé a decirles (a la familia) que entonces todo sí era cierto. Ellos me enseñaron fotos y me dijeron que si quería seguir viéndolas que lo hiciera, porque así era la manera de ver cómo estuve internada”, agregó.
La valiente mujer debe tomar pastillas para evitar convulsiones, además las necesita para dormir tranquila.
“Solo Dios es quien nos puede ayudar, el cariño de la familia es importante, pero solo Dios nos da fuerzas y con él todo es posible", concluyó la muchacha, a quien no le falta una sonrisa entre el dolor y su llanto.
Familia ha recibido muchas pruebas
María Isabel sufrió el accidente la noche del pasado martes 19 de marzo, estuvo inconsciente hasta el 30 de ese mes y el 6 de abril le dieron la salida del hospital.
Ella no ha sido dada de alta porque debe recibir muchas terapias con el fin de recuperar la vida que tenía antes del accidente, entre las que debe llevar están: de lenguaje, neurología, ortopedia, oftalmología, psicología y psiquiatría.
Doña Olga Salazar y don Mario Zamora, papás de la sobreviviente, han sido su principal apoyo en la recuperación.
La señora acompaña todos los días a su hija a las citas del INS, mientras que el señor se encarga del oficio de la casa, la comida y de alistar al hijo de María Isabel para que vaya a clases.
Marcela Zamora, hermana de la sobreviviente, cuenta que la prueba ha sido dura, pero que ellos son muy unidos. Nos contó que su mamá sobrevivió a un cáncer de mama hace 19 años, pero ahora le deben cambiar la prótesis, debían hacerlo en marzo anterior, pero fue cuando ocurrió el accidente.
Además, don Mario cumplirá en junio un año de unas operaciones a las que lo sometieron y hace 10 años perdieron a un sobrinito de 4 años. Para Marcela todo estas pruebas los mantiene fuertes y unidos.