Crystal es una gatica que en febrero de 2016 fue atacada a golpes por un desconocido que la dejó ciega.
La peludita quedó en tan malas condiciones en el barrio El Bambú, en San Rafael Arriba de Desamparados, que hasta se creía que no iba a sobrevivir.
La minina estaba tan mal que se negaba a comer y tan débil que no podía caminar. En su terrible condición atacaba a las personas que se le acercaban, porque creía que le volverían a hacer daño.
En aquel momento La Teja dio a conocer la terrible historia de la gatica, pero ¿Qué pasó con ella? ¿Logró superar sus traumas?
Pese a las graves heridas que sufrió la peludita y los temores que la perseguían, la dosis de amor diaria que le dio Blanca Alvarado hizo que la peludita empezara a recuperarse.
“Cuando vi la nota de la agresión de la gata en La Teja llamé a la presidenta de la Asociación Defensa Animal, Rocío Rodríguez, y le dije que yo la quería, porque a mí se me partió el corazón conocer la historia de ella.
“Pedí permiso para ir a visitarla en la veterinaria donde la tenían, me quedaba cerca, porque el local está en Aserrí y yo vivo en Tarbaca”, recordó Blanca.
El primer día que la mujer fue a ver a Crystal se llevó una terrible impresión, porque la misinga estaba muy malita.
“Yo ni la saqué de la caja en la que la tenían, porque se veía muy débil, pero el día siguiente volví y le empecé a limpiar la sangre y las heridas y también le hacía comida, licuados de menudos de pollo y de hígado, para que se fuera reponiendo.
"Cuando estaba mejor la sacaba a asolear; así estuve mes y medio hasta que la dieron de alta y me la pude llevar para la casa”, agregó la buena samaritana.
Como la gata quedó ciega, Blanca se preocupaba mucho por cuidarla y evitar que se golpeara.
“En mi casa hay unas gradas y me preocupaba mucho que se cayera, entonces todos los días la iba empujando para que ella aprendiera a subir y bajar, también la llevaba por toda la casa para que la conociera”, contó la mujer.
En cuestión de tres semanas la valiente se adaptó a su nuevo hogar y andaba por todo lado como si nada.
“Esta gata es increíble, ella juega y hasta caza insectos, aunque no ve. Cuando llegó a la casa vivía como nerviosa, pero ahora vive en paz y hasta está gordita de lo mucho que come la chineada esa”, dijo entre risas Alvarado.
Blanca vive en una finca en la que tiene otros doce gatos y 14 perros, casi todos los ha rescatado.
“No me gusta ver a los animales sufriendo, y como en la casa tengo bastante campo puedo tenerlos. A Crystal le gusta estar en la terraza, entonces ahí tiene la cama y sus cosas, también le gusta salir al jardín y juega mucho con otro de los gatos que tenemos en la casa, que se llama Tigre”, narró la dueña de los peluditos.